CIRCULAR: PARKING DEL VALLE DE PINETA, CASCADAS DEL RÍO CINCA, LLANOS Y CASCADAS DE LA LARRI, PARADOR DE BIELSA.
SINOPSIS DE LA RUTA.-
-Iniciamos la ruta desde el aparcamiento cercano a la Ermita de Nuestra Sª de Pineta y del Parador de Turismo.
En el primer tramo y durante un corto trayecto llevamos el Río Cinca a nuestra derecha, hasta llegar a un puente peatonal (situado unos pocos metros más arriba de la confluencia de los ríos Cinca y La Larri) por el que pasamos a la otra margen, en la que cogimos la senda indicada como el Camino de Marboré.
La senda nos aleja un poco del Cinca mientras vamos ascendiendo entre una refrescante y variada vegetación autóctona, con la vista de numerosas cascadas que bajan de los grandes macizos pirenaicos. Al poco pasamos por un abrevadero y a unos cien metros más adelante, dejamos el Camino de Marboré para tomar a la Izquierda por una senda que nos llevará a las Cascadas del Cinca que siempre vamos viendo.
Tras recrearnos junto a las verticales aguas despeñadas, volvimos de nuevo al abrevadero citado y pasándolo unos 20 m cogemos a la izquierda una senda algo abrupta, que nos llevará a media ladera entre notable vegetación a la Pradera de la Larri, llegando a esta por encima de un puente que existe para poder cruzar el Río La Larri en épocas de lluvias.
Atravesamos los largos llanos por la margen izquierda del río, entre caballos, vacas, senderistas y alguna que otra marmota, con las cascadas del Salto de La Larri visibles al final del llano. Tras disfrutar del bello espectáculo de los saltos de gua volvimos sobre nuestros pasos hasta llegar cerca del Refugio de La Larri.
Aquí en principio fuimos bajando por la pista que conecta el lugar de inicio de la ruta con el refugio, para al llegar a la primera cascada (también llamada Churro de la Grota), dónde tomaremos por una casi vertical senda con varios tramos de escalones de madera, bajando pegados al Río La Larri en su margen derecha. Esta acentuada bajada fue todo un deleite sensacional, lleno de pozas y cascadas, que pusieron el broche de oro final a esta inolvidable ruta.
Al llegar abajo cercanos al Cinca, el lugar de inicio quedaba casi al lado.
Resumiendo diremos que hemos disfrutado de un estupendo día en todos los sentidos. Los valles de Pineta y La Larri ya son parte nuestra, y como agradecimiento a tanta belleza les ofrecemos nuestro humilde reportaje por si les puede ayudar, esperando sea de su agrado.
MARTES 6 DE AGOSTO DE 2019.
Para comenzar las imponentes paredes de las caras Este de las cumbres más altas del parque, con el Monte Perdido, como escondido arriba y el Pico de Añisclo a su izquierda. A la derecha ya vemos las cascadas para las que vamos subiendo río.
Majestuosos poyos estos que vemos, conocidos como las Tres Marías.
Hacia el Este, a continuación de las Tres Marías, continúan las altas cumbres de la Sierra de las Tucas, tras la que se haya el Valle de Puértolas con su Garganta de Escuaín.
Córvido Carcávico y su compañera Jose posan desde la carretera poco antes de llegar al aparcamiento, con el chorreante Circo de Pineta a sus espaldas. Este será nuestro primer objetivo.
Parador de Bielsa visto desde el aparcamiento del Valle de Pineta.
Impresionante foto del Circo de Pineta desde su gran arteria el Río Cinca que aquí espera las desbocadas aguas que vemos bajando por sus múltiples cascadas.
Tras subir un pequeño tramo desde el inicio por la margen derecha del Cinca, al cruzar el puente pasaremos a su margen izquierda, por la que ascenderemos ya hasta llegar al pie de sus grandes cascadas.
Vistas de las paredes de la Faja Tormosa que esconden al Monte Perdido.
Toma de contacto con las aguas del Río Cinca, que bajan de los glaciares del Monte Perdido y Marboré.
La variada vegetación nos ayuda a mitigar el calor de Agosto.
Nosotros tomaremos la senda de la izquierda, la que marca la Cascada del Cinca.
Vista del Valle de Pineta hacia abajo.
Hacia esos dos picachos que vemos arriba asciende la senda que dejamos a la derecha hace un momento. Tras superarlos continúa hacia las cimas del Cilindro o Pico Marboré y del Monte Perdido.
Las cascadas se suceden en este tramo casi vertical del Río Cinca.
El paso de este puente sirve para ascender al Collado de Añisclo, desde dónde se puede acceder a las cumbres de las Tres Sorores: Añisclo, Monte Perdido y Cilindro.
“El pueblo, el fuego y el agua no pueden ser domados nunca”
(Focílides)
Córvido Carcávico cree sentir en este telúrico lugar como gemidos en el agua. Quizás sea el llanto de los glaciares que a cada segundo van siendo mas pequeños, abocados ya a una cercana desaparición.
Vista hacia el Este del Pico de
Chinipro (2.795 m) que aparece arriba en la parte izquierda de la foto.
Un poco más abajo vemos la Sierra de Espierba con su cortada ladera que sube desde la zona del Parador de Bielsa.
Al Norte nos aparecen estos dos referentes de la subida al Monte perdido. Se trata del Pico de Pineta (2.861m) y el Pico de la Punta del Forcarral (2.720 m) que está a su derecha.
En este tramo de sus grandes y múltiples cascadas, el Cinca nos hace sentirnos felices.
Hacia el Noreste vemos una fuente abrevadero. A unos metros a su derecha tomaremos a la izquierda la senda del camino de Montaspro, que nos llevará a los Llanos de La Larri.
En la fuente Abrevadero.
Río Cinca, el río que nace recogiendo las lágrimas de los glaciares moribundos.
Con el entusiasmo de Jose dejamos momentáneamente las vistas hacia el Monte Perdido.
Vamos por el Camino de Montaspro a punto de avistar el segundo objetivo, que es ....
el agradable Valle del Río de La Larri.
Algo lejano, en el centro me manda la definitiva llamada la puntiaguda silueta del mirador de los miradores: El Pico del Chinispro (2.795 m). A su derecha, algo menor de altura (273 m menos) vemos alzarse desde la gran pradera de los llanos de La larri al señor del valle y privilegiado mirador de las Cascadas del Cinca y otros arroyos. Silueta cónica perfecta la de este Cerro del Sobrestrivo (2.523 m).
Córvido Carcávico nos muestra los Llanos de La Larri, mientras le pone el nombre de Montaña Albina a la Peña Blanca (2.905 m) que se muestra inconfundible arriba en el centro.
Y en este recodo entre los valles de Pineta y el inicio del de La Larri, al mirar atrás nos encontramos en el centro con la silueta lejana de dos de las Tres Sorores, con el Pico del Dedo entre ellos. A la vuelta buscaremos pespectivas más altas.
Por aquí desagua el gran Polje de La Larri, provocando en su vertical caída unas cascadas que en la vuelta recorreremos.
En esta foto se nos revela una ruta por las cumbres que vemos. Es mi primera opción si alguna vez vuelvo al sensacional pirineo oscense.
Los distintos grupos van atravesando el alargado valle atraídos por las Cascadas de los Churros de La Larri, que vemos mostrarse en la lejanía como un premio. .
Mirando a nuestra izquierda vemos el Barranco de Las Pardas con el engalanado Cerro de la Capilla (2.829 m), orgulloso y abrupto.
El tiempo en este valle es relajado como envuelto en una patina de bucólica paz y belleza.
Río de contrastes este La Larri.
¡Cómo nos elevan la ilusión las cascadas, tanto que parece que fuéramos levitando hacia ellas!
Menudo baño tiene la poza de aguas terapéuticas y telúricas.
Córvido Carcávico está deseoso de meterse por ahí adentro cerca de las cascadas que son relojes de agua.
Coincidiendo con la primera cascada vemos a la derecha bajar el Arroyo del Barranco de Prebón, que baja desde la cara Oeste del Chinipro, que aparece arriba en la derecha.
Este encuadramiento es un regalo de la casualidad.
LA CASCADA
Esta es "La Cascada"
y, para nosotros,
sólo eso,
basta.
A muchos recuerdos
de juventud
y de infancia,
su estela magnífica
está ya ligada.
Cueva de misterio
paisaje encantado
de luz y de agua;
Siempre ilusionante
es volver a verte
hermosa, cercana,
oír tu rugido,
ver tu cola blanca,
contemplar el río
que tu espuma baña.
Hermosa cascada,
hoy volví a encontrarte,
allí me esperabas,
después del invierno,
fría pero cálida.
Por ese momento
por transmitir magia,
por esos recuerdos
de juventud
y de infancia,
por seguir ahí,
por tu frescura
y tu elegancia,
he querido escribirte
a tí, mi cascada,
tras volver a ver
tus límpidas aguas.
Armando Manrique Cerrato.
Los churros del Río La Larri son como relojes de agua que atrapan el tiempo en una dimensión distinta.
Más abajo remansa sus aguas alargando su ciclo, para acabar despeñado en su tramo final, donde se entrega al Río Pineta.
Alucinante y extraño este Río La Larri que agita y duerme el tiempo a la vez.
Sin ninguna duda este es un lugar mágico.
Apacible, bucólica, relajada pradera mientras vamos regresando, entre noble y bonito ganado.
Monumental estampa del lugar del encuentro de los dos grandes valles de la zona, el de Pineta al fondo y el de La Larri que vamos dejando atrás.
Sobrecogedores Llanos de La Larri, cuando sus cascadas estén heladas este será un lugar dónde se ha parado el tiempo.
Hemos ido un poco a la izquierda ganando algo de altura para ver si cazamos a ese Monte que más que Perdido es Monte Escondido.
Pleno aquí captamos a las Tres Sorores: Añisclo (3.257 m), Monte Perdido (3.348 m), Cilindro de Marboré (3.325 m). En el centro vemos por encima de los Glaciares El Dedo (3.161 m).
HUBO UN TIEMPO EN QUE EL VALLE SONREÍA...
Hubo un tiempo en que el valle sonreía,
silencioso, aunque nadie allí vivía;
su gente había marchado hacia la guerra
confiando el cuidado de esa sierra,
por la noche, a la mirada fiel
de las estrellas desde su azul cuartel
y de día, a los rojos resplandores
del sol que dormitaba entre las flores.
Mas ahora para todo visitante
el valle triste es inquieto e inquietante.
Nada allí se detiene un solo instante…
nada salvo el aire que se cierne
sobre la soledad mágica y perenne.
¡Ah, ningún viento agita los ramajes
que palpitan como el glacial oleaje
en torno a las Hébridas salvajes!
¡Ah, ningún viento empuja el furtivo
manto de nubes que, sin respiro,
surcan durante el día el cielo esquivo
sobre las violetas allí esparcidas
como ojos humanos de mil medidas…!
sobre las ondeantes azucenas
que lloran junto a las tumbas ajenas!
Ondean: y en sus pétalos más tiernos
se juntan gotas de rocío sempiterno.
Lloran: y por sus tallos claudicantes
bajan perennes lágrimas como diamantes.
silencioso, aunque nadie allí vivía;
su gente había marchado hacia la guerra
confiando el cuidado de esa sierra,
por la noche, a la mirada fiel
de las estrellas desde su azul cuartel
y de día, a los rojos resplandores
del sol que dormitaba entre las flores.
Mas ahora para todo visitante
el valle triste es inquieto e inquietante.
Nada allí se detiene un solo instante…
nada salvo el aire que se cierne
sobre la soledad mágica y perenne.
¡Ah, ningún viento agita los ramajes
que palpitan como el glacial oleaje
en torno a las Hébridas salvajes!
¡Ah, ningún viento empuja el furtivo
manto de nubes que, sin respiro,
surcan durante el día el cielo esquivo
sobre las violetas allí esparcidas
como ojos humanos de mil medidas…!
sobre las ondeantes azucenas
que lloran junto a las tumbas ajenas!
Ondean: y en sus pétalos más tiernos
se juntan gotas de rocío sempiterno.
Lloran: y por sus tallos claudicantes
bajan perennes lágrimas como diamantes.
Edgar Allan Poe.
Y de pronto la alegría de poder captar a nuestra amiga Marmota.
Llegando al Refugio de La Larri.
Al fondo vemos desde la derecha la Faja Tormosa, seguida de La Suca, las Tres Marías y la Punta de Monesma.
Foto de despedida de los grandes colosos del Parque de Ordesa y de su bello derrame.
Puente sobre el camino de Montaspro por el que accedimos y que no cruzaremos, ya que cuando accedimos a los Llanos de La Larri, lo dejamos a nuestra derecha. Ahora bajaremos por la margen izquierda del Río en busca de...
este carril que en breve tramo nos baja hasta pasar el puente que nos transporta a una bajada vertical y selvática.
Desde el mismo puente vemos las Cascadas de la Grota
Córvido presiente que en esta bajada los relojes de agua agitan el tiempo ante su tramo final.
Entrando a la bóveda selvática para ir bajando por un empinado camino empalizado.
"POR MI ALEGRÍA SOBRE EL PUENTE"
Dos amigos están sobre el puente.
Uno de ellos dice:
“¡Contempla la alegría de los peces en el río!”.
Mas el otro le replica:
“¿Cómo tú, no siendo pez,
sabes de la alegría de los peces?”.
El primero le responde:
“Por mi alegría sobre el puente”.
Uno de ellos dice:
“¡Contempla la alegría de los peces en el río!”.
Mas el otro le replica:
“¿Cómo tú, no siendo pez,
sabes de la alegría de los peces?”.
El primero le responde:
“Por mi alegría sobre el puente”.
José María Toro.
Los relojes de agua miden cada gota del tiempo relajándose en sus bellísimas pozas y cascadas.
Jose nos muestra el empinado camino empalizado que baja paralelo a las múltiples cascadas, que el Río La Larri forma en este selvático final.
Cascada de chorro firme, que te lanzas confiada al remanso que precede a...
estos relojes que guardan en sus aguas la inmortalidad.
Remanso sin tiempo que incita.
Córvido Carcávico se ha quedado con las ganas de un buen remojón.
Y el río sigue bajando arrastrando todo con su veloz paso.
Se oye el gemido del árbol caído sobre el valle.
Un río que crea tanta belleza no puede tener final.
"El río es la vida que cada día baja de arriba, hacia la profundidad del mar, que no es la muerte"
(Quinrri)
Llegando al aparcamiento vemos el Parador de Turismo con la selva que hemos atravesado por detrás.
Nos vamos encantados de la ruta, con enormes ganas de volver. Saludos.
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