jueves, 6 de diciembre de 2018

POR LA ABRUPTA SELVA DE LA LANCHA DEL CAGADERO



CIRCULAR: FUENTE Y TINÁ DEL COLLADO DEL OJUELO, CORTIJO DEL OJUELO, CORTIJO DE SOPALMO ALTO, CORTIJO CASPORRA, CORTIJO DEL MORRO, CORTIJO DE ROBLE GORDO, CASCADA DEL ARROYO CHÍLLAR, PASÁ DEL CUCO, FUENTE DE LOS ENERPEÑOS, FUENTE Y CORTIJO DEL CHINDO, LAS CORREDERAS, CAGADERO DE DON VICENTE, TRANCO DE LOS ALBARDANOS, CERRO SANTA MARÍA, CORTIJO TERRONES, TINÁ DE CASA JOSÉ LÓPEZ, CORTIJO EL AMORRAO, CORTIJO OJUELO DE LA PARRA, VIEJAS TINADAS.






Con esta foto cercana al geodésico de Las Correderas voy a presentar a los seis que acudieron a esta completa ruta.

 Desde la izquierda: Cristóbal, Luis, Rodri, Antonio, Coyote y Córvido Carcávico.

SINOPSIS DE LA RUTA.-
                                           - Al lado de la fuente de la Tiná del Collado del Ojuelo, dejamos los vehículos, para salir en dirección Norte, hacia el Cortijo del Ojuelo y su aledaño de Sopalmo Alto. Un poco más adelante nos topamos con el Cortijo Casporra. Seguido descendemos un pequeño valle para cruzar un arroyo y a la subida llegamos al Cortijo del Morro y su cercano vecino el Cortijo de Roble Gordo.

  A partir del Cortijo de Roble Gordo, comenzamos la Pasá del Cuco, este tramo será el más duro y complicado de todo el recorrido, pero también de los más bellos, con cascadas y bastante agua entorno al Arroyo Chillar. Seguimos arroyo abajo hasta la Fuente de Los Enerpeños. Volvemos un pequeño trecho para coger la senda que nos llevará al Collado, Fuente y Cortijo del Chindo.

 Continuamos primero en dirección Noroeste en busca de un paso que nos lleve a Las Correderas en clara dirección Sur. Las vistas en torno al geodésico de Las Correderas, comienzan a extenderse y pese a lo sinuoso del terreno íbamos disfrutando de lo lindo. Caminando por la cresta pasamos primero por el Puerto del Moro y el Cagadero de Don Vicente después, seguido del Tranco de los Albardanos, desde donde encaramos la subida al Cerro de Santa María.

   Tras comer en la caseta y deleitarnos de las maravillosas vistas de este Cerro tomamos una senda muy cerrada en dirección Noreste en busca del Cortijo Terrones. Desde aquí y tras salvar un arroyo seguimos ahora en dirección Sureste en busca de la Fuente y Casa de José López.

 Continuamos en dirección Este, bajando hacia un arroyo. Al poco de pasarlo nos topamos con la Fuente del Hoyo de la Parra y un trecho más adelante con el Cortijo del Amorrao. Seguimos en dirección Noreste hacia el Cortijo Ojuelo de la Parra y un poco más arriba visitando los restos de una vieja tiná. Desde aquí, yendo en dirección Noroeste nos disponemos a recorrer el tramo final de esta intrincada ruta.

  Hemos preparado una extensa exposición de los caminos y viviendas, que los antiguos serranos utilizaban, rememorando una vida llena de autenticidad pegada a la naturaleza más salvaje. Esta zona recorrida es de una gran belleza y sobre todo de una gran riqueza vegetal; por momentos creíamos que caminábamos por una auténtica selva. Sin mayor dilación pasamos a ofrecérsela. Que la disfruten. Saludos.






     JUEVES 6 DE DICIEMBRE DE 2.018.





   Lugar dónde dejamos los vehículos, al otro lado de la carretera de la Tina del Collado del Ojuelo.




Fuente junto a la Tiná del Collado del Ojuelo.




   Coyote, que ha salido en explosivo sprint, nos muestra el primer cortijo de los numerosos que hoy veremos. Se trata del cortijo de Sopalmo Alto. Un poco más lejano en el centro de la foto vemos restos de la Cortijada del Ojuelo.




 Otra imagen más completa del Cortijo de Sopalmo Alto.




  Nos vamos en busca del siguiente.




   Y muy cercano nos topamos con el Cortijo de Casporra o de Sopalmo Bajo.




   Por encima del de Casporra vemos soleado el fértil Cerro de Santa María.




  Ancestral y otoñal sendero entre cortijos.




    Bastante cercano vemos el Cortijo de Roble Gordo, pero antes...




  visitaremos el Cortijo del Morro, al que estamos llegando.




   Cristóbal en el Cortijo del Morro.




   Restos de otros habitáculos del Cortijo del Morro.




     Casa principal del Cortijo del Morro.




   Saliendo del Cortijo del Morro hacia su vecino y cercano Cortijo de Roble Gordo.




   Nada mas llegar, todos nos vimos atraídos por la serena belleza de esta fuente de la parte de atrás del Cortijo de Roble Gordo.




   Vista desde la fuente alberca de la Pasá del Cuco.




   Horno en perfecto estado.




   Este Cortijo de Roble Gordo debe estar habitado por lo bien cuidado que está. Tratamos de pasar sin dejar apenas huellas ni ruidos, por si sus inquilinos se encontraban dentro descansando. Tenemos un gran respeto por la vida en el campo, creemos que en un futuro no muy lejano tendremos que volver. El ser humano es bastante idiota pero no tanto.




   Antonio y Coyote posan relajados al rumor de este imponente tornajo, situado en la otra parte de la casa.




   El activo Coyote, como gran maestre de la cocina de nuestro club, nos muestra este pequeño museo-cementerio de sartenes. Cuantos guisos, olores y sabores serranos habrá en estos despojos.




   Fachada principal del Cortijo de Roble Gordo.




   Que alberca más original y tan bien adaptada al terreno. El humano cuando quiere es capaz de respetar la naturaleza.




  Nos vamos hacia la gran aventura de la jornada. Cristóbal indica a Rodri que extreme las precauciones, dado lo complicado del Paso del Cuco.




   Hemos iniciado el descenso cerca de la alberca de Roble Gordo. La fuerte bajada inicial transcurre por este abrupto valle del Arroyo de Carrales.




    La roca está bastante húmeda, gracias que no está helada.




  El grupo con gran solidaridad avanza con cuidado.




  Paredes sobre el Arroyo de Carrales.




   Llegamos al borde de la gran cascada dónde el Arroyo de Carrales entrega sus aguas al Arroyo Chillar. Nosotros pasaremos por la derecha.




  Precioso y recóndito tramo final del Arroyo de Carrales.




   En el corazón del paso del Cuco.




   Esta penúltima cascada del Arroyo de Carrales nos tiene cautivados.




   Abajo el Arroyo Chíllar.




  La gran Cascada que corresponde al tramo final del Arroyo de Carrales.




  Luis en este atractivo lugar, que tanto nos está costando dejar.




  Cristóbal ahí llevas un bello recuerdo de este tramo final del Arroyo de Carrales.




   Córvido Carcávico se suma al espectáculo.




  Cuanto tiempo habrán dedicado los elementos en dar forma a un lugar tan bello.




   Parte del grupo ya ha pasado a la margen izquierda del Arroyo Chillar y espera al resto.




   Uno de los covachones que encontramos en este singular paso.




   Lugar donde se unen los dos arroyos. Aguas de la vida que corriendo alegran los corazones más tristes.




   Cristóbal y Luis en el tramo final de la sorprendente Pasá del Cuco.




 Pasando el Arroyo Chíllar.




   Nos vamos por esta senda que discurre pegada a la margen izquierda del Arroyo Chíllar.




    Parece que vamos por una selva amazónica.




   Y siguiendo pegados al Arroyo Chillar nos encontramos con.....




 la Fuente de los Enerpeños, que tiene un buen caudal.




   Antonio como un poseidón surgiendo de las aguas.




  Poco antes de llegar a la fuente, nos hemos encontrado esta sorpresa al lado de una pequeña presa sobre el Chillar. La hemos visitado tras la fuente, ya que tenemos que volver un pequeño tramo para retomar de nuevo la senda que nos lleve al Cortijo del Chindo.




   Luis lleva una mañana llena de agradables sorpresas.




   Antonio y Cristóbal de vuelta de La Fuente de los Enerpeños.




  Raro montículo.




  Final del camino doblemente andado.




  Retomando la senda que cogimos en La Pasá del Cuco y que tras dejar el Arroyo Chillar, nos va elevando hacia la Fuente y Cortijo del Chindo.




     Pasando un nuevo arroyo.




   Como se echa de menos la actividad de los serranos por estos caminos. Antes con su paso asiduo, junto al de sus animales de labranza y el de su ganado, contribuían a que las sendas estuvieran limpias de tanta maleza, y que el riesgo de incendio fuera mucho menor al de hoy en día.






   Pasando por entre unos grandes troncos de pinos cortados.




  Cristóbal tiene hoy la ardua labor de guiar al grupo, por este galimatías direccional que conlleva esta aventurera circular.




  En el Collado del Chindo, hacemos algunas comprobaciones sobre el rumbo a seguir. De todas formas el Cerro Santa María que vela por nosotros, es una buena referencia. Lo vemos con su tupida forma de cono en el centro de la foto.




  Vistas al Norte sobre el Barranco del Chindo.




    Venimos envueltos entre pinos y ahora desde el Collado del Chindo podemos ver algo a lo lejos. En estas vistas al Este reconocemos la raspa del Caballo Torraso, que aparece a lo lejos de esta selva por la que vamos.




  Siguiendo nuestra senda nos encontramos con este tornajo en la Fuente del Chindo.




  Ancestral tornajo, que aún guardas las numerosas historias de tu entorno que los humanos ya casi han olvidado.




   Vistas por encima del Barranco del Chindo. En el centro vemos el cerro del mirador dónde luego pararemos con los coches tras la ruta. Está situado al Oeste de la Piedra del Agujero que más tarde veremos.




   A punto de llegar al...




  Cortijo del Chindo.




     Creo que conforme avanza el deterioro de este cortijo se va perdiendo la autenticidad de la vida.




   Una oficial del grupo al completo, en homenaje a la vida de los antiguos habitantes de este Cortijo del Chindo, y a la de todas aquellas personas que contra su voluntad, fueron obligadas a salir de estas sierras.




  Menudo enclave tiene este cortijo. Cada día al levantarse la gente vería esta imagen con el Caballo Torraso al fondo.




  Seguimos por la senda, en busca del paso que nos suba a la cresta que antecede al Cerro de Las Correderas.




   Llegando a la cresta con la intuición de que un nuevo e ilusionante mundo, se abre desde la ya cercana cresta.




   Y así como un poco petrificados nos quedamos ante lo que estábamos viendo.




 Hacia la derecha vemos la verde Lancha de la Agracea con su tres cumbres juntas en el centro de la foto. Desde la derecha: La Cerecera (1.380m) seguida del algo más lejano Cerro Roblehermoso (1.433 m) y El Postre (1.437 m).




 A la izquierda del Cerro de El Postre vemos en el centro la lejana silueta de Sierra Nevada. Abajo en la izquierda de la foto blanquea el Cortijo del Collado de la Tablilla.




  Por encima de la Lancha de la Agracea, aparece la azulada silueta de Sierra Mágina.




   Sobre la copa del pino sobresale no demasiado lejano el pueblo de Iznatoraf, en cuyo amplio término estamos y por el que transcurre la casi totalidad de la ruta.




     Luis y Cristóbal buscan la mejor instantánea subidos a esta roca y...




 esta imagen con Cristóbal da fe que mereció la pena.




  En esta foto vemos como el olivar de montaña, precede y se extiende por el Valle del Arroyo de la Cañada de la Madera.




  En estas vistas al Este, vemos pelado en el centro el Caballo de la Albarda (1.446 m).




  Lentamente vamos caminando por la cresta, observando todo lo que nos aparece. Por encima de los pinos les mostramos el Cerro Ojo de Carrales, o Piedra del Agujero (1.424 m), bajando hacia la izquierda aparece contiguo el cerro del espectacular mirador que hay hacia el valle del Guadalquivir.




  Rodri y Córvido Carcávico dos paisanos que aunque han coincidido muchas veces en la vida, es la primera vez que caminan juntos como miembros de nuestro club.




   Una nueva oficial con la Lancha de la Agracea de fondo. ¡Qué bien retrataicos nos vamos a ir hoy!




  Gran extensión de olivares de montaña anteceden a la tapada localidad de Villanueva del Arzobispo. Además vemos blanquear algunos pueblos como Castellar, Sorihuela del Guadalimar y Chiclana de Segura y la inconfundible Iznatoraf.




    Aquí se puede resumir la orografía de la provincia de Jaén, extenso olivar rodeado de enormes sierras.




   Coyote y Antonio reconociendo lugares.




  En esta foto aparecen las Cuatro Villas que dan nombre a la escabrosa Sierra de las Villas. Desde la izquierda: Villacarrillo, Iznatoraf, Villanueva del Arzobispo y Sorihuela del Guadalimar.




   Seguimos disfrutando por la cresta que vemos a la izquierda, que va hacia el geodésico de Las Correderas.




   Atrás vamos dejando la cresta por la que venimos.




  Ahí llevas esa Luis que se nos había pasado.




   Hay coyotes de la pradera, pero este es un Coyote de gran altura y mayores miras.




   Y en el centro se eleva el Cerro de Las Correderas.




Poco antes de coronar nos deleitamos en estos poyos. Aquí vemos en la izquierda el Cerro de Santa María y El Postre a la derecha, ambos separados por el Collado de la Tablilla.




 Sobre el sombrero de Cristóbal aparece un picacho puntiagudo (1.208 m) del que desconocemos su nombre, pero que nos parece muy atractivo de conocer. A su derecha aparece una raspa que sube hasta los 1.218 m de altura y que acaba en el Collado de Tobilla. Interesante zona aquella.




   Rodri no ha querido perderse el magnífico espectáculo.




   Geodésico del Cerro de Las Correderas (1.395 m).




  Luis se dispone a preparar el trípode para que...




   salgamos así de bien retratados.




  Luis nos ofrece estas extensas vistas hacia el Noroeste, es decir hacia Sierra Morena y la Meseta Manchega.




    Nítida imagen de estas vistas al Noreste, dónde aparecen en la lejanía parte de la Sierra de Segura, y la manchega Sierra de Alcaraz.




   Como ruseño que no olvida sus orígenes, Córvido Carcávico se ha pedido estas vistas hacia la Sierra Morena de Jaén y Ciudad Real. Hasta allí por Montizón iban andando su padre, sus tíos y otros muchos carboneros de Rus, a buscarse la vida en los difíciles años de la posguerra.
Siempre es bueno saber de dónde venimos, aunque no tengamos muy claro hacia dónde vamos.







  Continuamos por esta escarpada cresta.




  Todo es belleza por estos parajes en este luminoso día. No pudimos resistirnos a mirar desde este nuevo pollo.




   Al fondo el magnánimo Blanquillo (1.830 m) máxima altura de la Sierra de las Villas.




   Pasando por el Puerto del Moro.




  Y para que siga la fiesta, este buitre nos ameniza el momento con un acrobático vuelo sobrecogedor por sus silenciosos trazos. Las montañas que aparecen son El Poyo los Robles a la izquierda y uno de los Hermanillos a la derecha, cercanos al Blanquillo.




  Ahora a la izquierda también aparece La Torquilla. Las tres sorprendentes fotos del vuelo del buitre son gentileza de Córvido Carcávico.




   El vuelo.

 El alto vuelo sigo
con mis manos:
honor del cielo, el pájaro
atraviesa
la transparencia, sin manchar el día.

Cruza el oeste palpitando y sube
por cada grada hasta el desnudo azul
todo el cielo es su torre
y limpia el mundo con su movimiento.

Aunque el ave violenta
busque sangre en la rosa del espacio
aquí está su estructura:
flecha y flor es el pájaro en su vuelo
y en la luz se reúnen
sus alas con el aire y la pureza.

¡Oh plumas destinadas
no al árbol, ni a la hierba, ni al
combate,
ni a la atroz superficie,
ni al taller sudoroso,
sino a la dirección y a la conquista
de un fruto transparente.

El baile de la altura
con los trajes nevados
de la gaviota, del petrel, celebro,
como si yo estuviera
perpetuamente entre los invitados:
tomo parte
 en la velocidad y en el reposo,
en la pausa y la prisa de la nieve.

Y lo que vuela en mí se manifiesta
en la ecuación errante de sus alas.

¡Oh viento junto al férreo
vuelo del cóndor negro, por la bruma!
Silbante viento que traspuso el héroe
y su degolladora cimitarra:
tú guardas el contacto
del duro vuelo como una armadura
y en el cielo repites su amenaza
hasta que todo vuelva ser azul.

Vuelo de la saeta
que es misión de cada golondrina
vuelo del ruiseñor con su sonata
y de la cacatúa y su atavío!

Vuelan en un cristal los colibríes
conmoviendo esmeraldas encendidas
y la perdiz sacude
el alma verde
de la menta volando en el rocío.

Yo que aprendía volar, con cada vuelo
de profesores puros
en el bosque, en el mar, en las
quebradas,
de espaldas en la arena
o en los sueños,
me quedé aquí, amarrado
a las raíces.
a la madre magnética, a la tierra,
mintiéndome a mí mismo
y volando
solo dentro de mí,
solo y a oscuras.

Muere la planta y otra vez se entierra,
vuelven los pies del hombre al
territorio,
sólo las alas huyen de la muerte.

El mundo es una esfera de cristal,
el hombre anda perdido sino vuela
no puede comprender la transparencia.

Por eso yo profeso
la claridad que nunca se detuvo
y aprendí de las aves
la sedienta esperanza,
la certidumbre y la verdad del vuelo.

   Pablo Neruda.




   Viendo que este pino sale de la misma roca, podemos comprender como la vegetación es tan exuberante en la zona.




   Vertiginosa foto de la Cuesta de los Arrieros.







  Que buenos roquedales hay en esta Lancha del Cagadero, para que aniden los buitres.




  Llegamos al Bigarral, un recodo sin igual.




  Pasando por la parte alta del Bigarral.







  Una mirada hacia atrás.




  Intrincado paso poco antes de llegar al Cagadero de Don Vicente.




  Abajo nos aparece cercana La Pasá del Cuco y arriba el gran Caballo Torraso (1.726 m).




  Llegando al Cagadero de Don Vicente.




  Nueva y perpendicular perspectiva del Valle  del Arroyo de la Cañada de la Madera, con Iznatoraf por encima.




   Y llegamos a una de las zonas más atractivas de esta ruta.




 El Ventano del Cagadero de Don Vicente.




   El grupo va tomando posición para no perderse detalle del espectáculo.




  Nuestro compañero Cristóbal accediendo a la parte alta de esta piedra horadada o ventano.




   Hemos querido elegir este momento de gloria, para homenajear a nuestro veterano compañero Cristóbal, que con gran esfuerzo nos ha preparado esta completísima ruta. Estamos encantados, como el lugar.







   Detalle de Iznatoraf.







    Aquí vemos el Valle del Arroyo de la Cuchara, bajando hacia La Pasá del Cuco, que está bastante cerca.




  Nos vamos hacia el Tranco de los Albardanos.




Cercanos al Tranco de Los Albardanos.




    Asomándonos desde el Tranco de los Albardanos, le mostramos la Casa de los Linarejos situada en la falda del Cerro El Postre.







  Nos vamos para la caseta del Cerro de Santa María que vemos arriba.




  En el centro el Collado de la Tablilla. Al fondo Sierra Mágina.




  En esta foto se aprecia mucho mejor la situación de la Casa de Los Linarejos, que aparece en el centro de la misma.




   Nuestro siguiente objetivo cada vez mas cercano.




   Tras el ascenso al Cerro de Santa María, descenderemos por debajo del poyo que vemos, siguiendo un sendero repleto de boj.




   Un vistazo a La Lancha del Cagadero que hemos venido recorriendo por su fantástica cresta.




   Cerro Santa María (1.525 m). Este fue el punto más alto al que subimos este día.




  Comenzamos unas panorámicas desde este privilegiado cerro.




   Vistas al Noreste.




   Arriba desde la izquierda el Caballo Torraso, seguido por dos picachos, se trata del Hoyacillo (1.719 m) que vemos por primera vez. Y más a la derecha vemos redondeado El Cubo (1.801 m).




  Arriba vemos las altas cumbres de la Sierra de las Villas. Si quieres conocer con detalle esta gran cárcava de las cárcavas, el 17 de Octubre de 2.015 la visitamos, en la que denominamos la circular de circulares, orgullo de nuestro club. El enlace de aquella macro-aventura es: https://losescuderossenderismo.blogspot.com/2015/10/por-la-colosal-carcava-del-aguascebas.html




  En el centro El Blanquillo con La Lancha del Lobo a su derecha.




   En el centro vemos el tupido y afilado Cerro de Los Palancares, situado entre los valles de los Arroyos Aguascebas Grande y Aguascebas de Gil Cobo. Como nos atrae esa zona, esperamos poder visitarla en breve.




  En el centro el Cerro del Pelegrín (1.347 m).




   Menuda zona de tupidos y densos bosques domina esta caseta del Cerro de Santa María.




  No podía faltar la oficial en la caseta.




  A la derecha vemos el Cerro Roblehermoso (1.433 m). Mientras veníamos por la cresta desde Las Correderas apenas se veía ya que su vecino El Postre lo tapaba. Ahora también apreciamos un poco por debajo unos prados verdes dónde en época de lluvias se llena de agua la bonita Laguna de la Muela.




  En la izquierda vemos las altas cimas de la Sierra del Pozo comenzando por el Cabañas y seguido de la Cuerda de los Agrios. Le sigue el Gilillo de  la Sierra de Cazorla y al fondo Sierra Nevada.




    Sueños de nieve nos evoca la blanca Sierra Nevada, mientras en la izquierda el Gilillo y sus Castellones lloran su onírica ausencia.




  Se nota que hemos ganado altura, a la derecha de Iznatoraf nos aparece mucho más visible la localidad de Villanueva del Arzobispo, que antes cuando veníamos por la cresta apenas divisábamos.




  Andar por esta cresta ha sido un gran placer. En primer término vemos la zona del Tranco de los Albardanos seguido del Cagadero de Don Vicente.




  Abajo en el centro vemos la Pasá del Cuco, con los Cortijos de roble Gordo y del Morro a su derecha.




   Interior de la privilegiada caseta.







   Hoy apenas hemos visto fauna, sólo los buitres y esta araña.







  En esta foto, arriba a la derecha, apreciamos mucho mejor la zona de la Laguna de la Muela, con el Cerro de El de la Moneda (1.375 m) haciendo de natural cuenco.




   Antonio y Luis, siempre es agradable caminar con gente tan bien dispuesta para todo como vosotros. Viva la alegría y viva el CD. Senderista "Los Escuderos".




   Los grandes veteranos Coyote y Rodri aparecen melancólicos, quizás por su cabeza pasan los lejanos recuerdos de antiguos esplendores, sustituidos por una actualidad cada vez más alejada de lo auténtico.




   Acercando Sierra Mágina.




  Dejamos la caseta que aún nos queda un tardeo muy atractivo.




  Bajando de la caseta en zigzag, llevamos la dirección contraria a la que tomaremos para ir en busca del Cortijo Terrones.




   En dirección Noreste por una senda cada vez más cerrada de vegetación, con gran abundancia de boj.




   Cuando empezamos a descender el cortijo está ya cercano.




   Cortijo Terrones, no son tus paredes y tus árboles los que se deterioran, es algo más profundo lo que está amenazado de ruina.




   A los que valoramos la autenticidad de la vida en un entorno puro y natural, nos hace sufrir el ver estas imágenes.




  Nos vamos por la senda que nos marca el mojón de piedra, hacia el siguiente objetivo. Estamos en la parte alta del Valle del Arroyo de la Cuchara.




   Una melancólica mirada atrás del Cortijo de Terrones.




   Vamos en descenso ahora por este Valle del Hoyo de la Parra, que baja hasta su molino, situado al lado del Arroyo del Aguascebas Grande.




   Arriba El Blanquillo siempre vigilante.




   Coma cabras, en busca de la pista que baja desde el Collado del Ojuelo a Villanueva del Arzobispo, y que cogeremos durante un corto tramo.




    Tras dejar la citada pista cogimos este carril para...


 

  acceder a este bucólico y mágico lugar, en una tarde esplendorosa de sobrecogedora belleza. Estamos llegando al...




  Cortijo de la Casa de José López. Una simple mirada hacia el Blanquillo y sus contiguas Lanchas del Lobo, de la Cigarra, de la Escalera, es suficiente para alimentar el alma.




   Visitando su era con el sol poniéndose tras la loma que baja del Pelegrín.




   Y como la tarde avanza, sin pausa Cristóbal nos guía ladera abajo hacia...




  esta fuente del Hoyo de la Parra sin agua, situada junto al arroyo que separa la Casa de José López y el Cortijo del Amorrao, para el que vamos.




   Pasando este bonito y vivo arroyo.




  Y llegamos al Cortijo del Amorrao.




   Fachada principal del Cortijo del Amorrao. Mi intuición me dice que algún día volverás a resurgir de tus ruinas.




   Arriba a la derecha el Cerro Santa María espera el día de tu resurrección.




  Y cercano, subiendo una ladera en dirección Norte y tras cruzar un arroyo, llegamos al Cortijo del Ojuelo de la Parra.




  Nos vamos que todavía queda el rabo.




   Cercanas vemos las paredes blancas de otra vieja Tiná.




   Vamos subiendo mientras vemos abajo la referida Tiná entre la espesura.




   Y así llegamos al último Cortijo de la jornada.




Perlas Negras XXXIII

 Amiga, mi larario está vacío:
desde que el fuego del hogar no arde,
nuestros dioses huyeron ante el frío;
hoy preside en sus tronos el hastío
las nupcias del silencio y de la tarde.

El tiempo destructor no en vano pasa;
los aleros del patio están en ruinas;
ya no forman allí su leve casa,
con paredes convexas de argamasa
y tapiz del plumón, las golondrinas.

¡Qué silencio el del piano! Su gemido
ya no vibra en los ámbitos desiertos;
los nocturnos y scherzos han huido...
¡Pobre jaula sin aves! ¡Pobre nido!
¡Misterioso ataúd de trinos muertos!

¡Ah, si vieras tu huerto! Ya no hay rosas,
ni lirios, ni libélulas de seda,
ni cocuyos de luz, ni mariposas...
Tiemblan las ramas del rosal, medrosas;
el viento sopla, la hojarasca rueda.

Amiga, tu mansión está desierta;

el musgo verdinegro que decora
los dinteles ruinosos de la puerta,
parece una inscripción que dice: ¡Muerta!
El cierzo pasa, suspirando: ¡Llora!

     Amado Nervo.




 Tras la última visita subimos hacia el lugar de partida el Collado del Ojuelo.




  Nos despedimos del Cerro Santa María que nos ha dado tan buena compañía.




   Final del trayecto en el Collado del Ojuelo junto a la Tiná del Collado del Ojuelo.



Longitud del trazado: 15'76 km.

Duración: 8 horas y 45 minutos, con relajadas paradas y comida.

Grado de Dificultad: Media-Alta

Agua: Llevar.



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