CIRCULAR: EL BATÁN, ARROYO DE LOS YEROS, YELMO, CORTIJO DE LA ALISEDA, EL BATÁN.
Ascender el Yelmo por su frondosa cara Norte ha sido una de las subidas más duras que en nuestra corta historia como club hemos realizado.
En esta foto que está tomada de otra ruta desde la carretera que baja entre el Navalperal y Navalcaballo hacia Segura de la Sierra, podemos observar por el lugar que atacamos su cumbre.
Iniciamos el recorrido desde la pequeña aldea del Batán a la vera del río Trujala aguas arriba, tras cruzarlo por un puente fuimos subiendo hacia la derecha al lado del Arroyo de Los Yeros. Cuando llevábamos un buen trecho vimos que el cauce seco de otro arroyo subía a la derecha. Nuestra idea era continuar por el de Los Yeros, pero un avicultor nos aconsejó evitar las colmenas que tenía junto al arroyo y los cortijos abandonados, por lo que tomamos por el cauce seco de este arroyo que salía a la derecha.
Llegamos arroyo arriba tras sortear trocheando algunas zonas de cascadas secas hasta la pista que bordea prácticamente todo el Yelmo, seguimos por ella a la izquierda un corto trayecto para retomar de nuevo el arroyo de Los Yeros por encima del cortijo del mismo nombre, por una senda difícil de encontrar. Llegamos siempre con el cauce seco del arroyo a nuestra derecha hasta la Fuente del Avellanar, un poco más arriba al acabar esta primera cuesta almorzamos con vistas a Los Torcales del Yelmo.
Teníamos pensado tras el almuerzo ir hacia la cumbre por una senda que desde la Casa Forestal del Campillo asciende zigzagueando, pero en nuestro deseo de atajar no llegamos a encontrar la senda y así por un lugar bastante difícil accedimos a la pista asfaltada un poco más arriba de donde acababa la citada senda. Entre un laberinto de antenas llegamos hasta la caseta admirando el sensacional espectáculo de vistas que este señor monte del Yelmo ofrece a la vista.
Fuimos a continuación hasta el geodésico que es el punto más alto, para seguir cresteando en dirección norte con excelentes vistas del precioso pueblo de Segura de la Sierra, de Orcera y de otros del enorme valle que los ríos Hornos, Trujala y Orcera forman, hasta llegar por una complicada bajada a la cortijada de la Tiná de José Ojeda. Desde aquí tomamos por unas sendas que bajaban paralelas a la derecha del cortafuegos para salir de nuevo a la pista que bordea el Yelmo. Seguimos por ella a la derecha y cuando llegamos al Cortijo de La Aliseda giramos a la izquierda por una senda que va por encima de una loma en la cual paramos a reponer fuerzas.
Retomando la senda llegamos a poco a un empinado olivar por el que descendimos y que nos llevó a la cortijada de la Huerta del Abuelo, Cortijo Jorge, Puente sobre el río Trujala y al lugar de partida, la aldea del Batán.
Ha sido una dura ruta pero que no era para menos ya que hemos querido con ella rendir un merecido homenaje a esta mole del Yelmo del que sólo hemos andando su parte más abrupta y oculta.
Deseando que les guste y ayude, pasamos a ofrecerle el reportaje de lo que fue este rutón:
Teníamos pensado tras el almuerzo ir hacia la cumbre por una senda que desde la Casa Forestal del Campillo asciende zigzagueando, pero en nuestro deseo de atajar no llegamos a encontrar la senda y así por un lugar bastante difícil accedimos a la pista asfaltada un poco más arriba de donde acababa la citada senda. Entre un laberinto de antenas llegamos hasta la caseta admirando el sensacional espectáculo de vistas que este señor monte del Yelmo ofrece a la vista.
Fuimos a continuación hasta el geodésico que es el punto más alto, para seguir cresteando en dirección norte con excelentes vistas del precioso pueblo de Segura de la Sierra, de Orcera y de otros del enorme valle que los ríos Hornos, Trujala y Orcera forman, hasta llegar por una complicada bajada a la cortijada de la Tiná de José Ojeda. Desde aquí tomamos por unas sendas que bajaban paralelas a la derecha del cortafuegos para salir de nuevo a la pista que bordea el Yelmo. Seguimos por ella a la derecha y cuando llegamos al Cortijo de La Aliseda giramos a la izquierda por una senda que va por encima de una loma en la cual paramos a reponer fuerzas.
Retomando la senda llegamos a poco a un empinado olivar por el que descendimos y que nos llevó a la cortijada de la Huerta del Abuelo, Cortijo Jorge, Puente sobre el río Trujala y al lugar de partida, la aldea del Batán.
Ha sido una dura ruta pero que no era para menos ya que hemos querido con ella rendir un merecido homenaje a esta mole del Yelmo del que sólo hemos andando su parte más abrupta y oculta.
Deseando que les guste y ayude, pasamos a ofrecerle el reportaje de lo que fue este rutón:
SÁBADO 12 DE SEPTIEMBRE DE 2.015.
Iniciando la caminata con el río Trujala a nuestra derecha tras dejar los vehículos al final de la aldea del Batán viniendo de Rihornos.
A poco cruzamos el río Trujala por este puente.
Mas o menos en el lugar que dejamos el río Trujala para coger a la derecha al lado del arroyo de Los Yeros nos encontramos con esta senda que sube hasta la caseta forestal del Campillo y que no cogeremos. El cartel indica 7'5 Km.
Por este achortalado carril con el Arroyo de los Yeros a nuestra izquierda.
Una mirada atrás para saludar al castillo de Sierra de Segura que tantas veces y desde tantas perspectivas veremos.
Aquí el carril tras atravesar el arroyo nos transporta a la otra margen.
Hoy volvemos a tener a Javi de invitado. Aquí lo vemos apoyado a Córvido Carcávico con las primeras imágenes del Yelmo arriba.
La pista es buena hasta que...
llegamos a este lugar, dónde un avicultor nos aconsejó ir al lado de este cauce seco de arroyo que ven a la derecha, para evitar las abejas y las zarzas del arroyo. Esto trastocó nuestros planes de haber subido siempre al lado del Arroyo de los Yeros y haber pasado por sus cortijos.
Por otro lado la subida por este arroyo avivó nuestro espíritu aventurero que a cada paso nos hacía creer que estábamos atravesando el lugar más sagrado del Yelmo.
Subiendo por este arroyo al que pondremos el nombre de Sagrado, por su frondosidad, porque el dios Yelmo nos ve acercarnos ofreciéndonos su lugar más oculto.
Y de pronto nos encontramos con esta cascada.
Con agua debe ser un precioso rincón.
Tras sortear la anterior llegamos a esta más pequeña.
La experiencia de subir en este tramo en dirección vertical y recta hacia la cumbre del Yelmo, será algo inolvidable.
El paso por el mismo arroyo se nos empezó a complicar por lo que nos salimos trocheando hacia la derecha buscando la pista que bordea la gran falda de la montaña.
A la derecha vemos la loma que tapa los cortijos de Los Yeros. Al fondo el valle del Río Trujala que baja de las faldas del Navalperal y Navalcaballo. Aquí las ardillas pueden recorrer extensos territorios sin bajar al suelo.
Coyote que nos lleva con la lengua fuera se toma un respiro al lado de esta erosionada roca, con unas excelentes vistas de los farallones altos del Yelmo.
Ascendemos inmersos en la cara oculta del Yelmo.
Y por fin la pista, por la que cogeremos a la izquierda.
Zona de la pista por la que vamos.
Julio ha captado que un nuevo amigo el Peñalta (1.412 m) se une al paisaje entre el pueblo de Segura y su cerro Fuentecicas o Góntar.
¡¡¡Segura de la Sierra¡¡¡ no habrá un pueblo más acertado en su enclave.
El tramo de pista fue leve porque nada más pasar el Arroyo de los Yeros tomamos a la derecha por esta antigua senda en la que continuamos el implacable ascenso con el arroyo de Los Yeros a nuestra derecha.
Aquí el grupo anda bastante junto lo que es aconsejable ante tanta espesura.
Los farallones de la cara norte del Yelmo que vienen tirando de nosotros cada vez están más cerca.
Macho Cabrío recoge el espíritu de este gigante caído que expresa con sus raices la grandeza que tuvo.
Un pequeño rellano antes de...
llegar al manantial de la Fuente del Avellanar.
Primera oficial del día aunque Coyote pesadilla máxima de los fotógrafos aparece tapado.
Desde el manantial subimos por la senda ahora bastante despejada hasta.....
llegar a este llano cerca de la carretera para desayunar con vistas a Los Torcales del Yelmo.
Queremos en vez de ir a coger la senda que sube zigzagueando desde la Casa Forestal del Campillo, atajarla faldeando esta loma para lo que iremos siempre hacia la izquierda.
Nuestros guías nos llevaron faldeando siempre ganando altura. Hoy nos espera una digestión ajetreada.
Este tramo está resultando de una gran dureza y sacrificio.
Nos hemos agarrado a subir hacia una rendija que se aprecia arriba para lo que buscamos las zonas con mayor consistencia.
Javier está notando hoy la gran dureza de este monte que le ha hecho volver a caminar con nosotros.
Hoy tenemos de invitado a Gabriel que nos está sorprendiendo a todos por su gran y rápida adaptación.
Que mejores vistas para tus orígenes hortelanos que la de la Sierra del Agua con la inmensa mole del Calar del Mundo al fondo.
Por fin ya desde la pista cercanos a la cima y tras la caprina ascensión, podemos por fin recrearnos en las vistas que este Señor de los montes nos ofrece.
En primer lugar el Torcal de la Canalica y el Alto de la Setera (1.593 m). En el centro perfilando el horizonte la Sierra del Almorchón (1.914 m) y La Sagra muy difuminada a su izquierda.
Tritón que reaparece situado entre los cerros del Pedregoso y de Los Calarejos nos ofrece al fondo a su derecha fundidos los calares del Mundo y de la Sima a los que separa el magnífico cañón del río Tus. El siguiente enlace os muestra la zona que en su día visitamos: http://losescuderossenderismo.blogspot.com.es/2013/10/pedregoso-calarejo-barranco-de-los-tejos.html
Los calares, como este primero el Calar de los Caracoles con su Peña Engarbo (1.595 m) que con el que aparece sobresaliendo al fondo, el Calar de la Sima (con su techo el Mentiras (1.896 m) convierten al Calar del Cerro del Espino (1.722 m) en el verdadero Calar Corazón de estas inmensas sierras.
En torno a esa idea le ofrecemos el enlace : http://losescuderossenderismo.blogspot.com.es/2014/10/cerro-del-espino-y-nacimiento-del-rio.html
Mientras el grupo se pierde en la inmensidad los dos fotógrafos parecen cubrir con una simultaneidad perfecta un mismo instante con dos perspectivas de distinto sentido.
Segunda perspectiva para inmortalizar un instante que nos gustaría fuera eterno.
Exceptuando la parte pelada de la cima este monte es de una extraordinaria frondosidad por doquier, que lo convierte en el Dios y referencia vital de sus vastos dominios.
Tenemos a Coyote de rodillas, es el momento de hacer una oficial en condiciones y presentarles a estos hoy sufridos y satisfechos caminantes.
Desde la Izquierda, arriba.- Córvido Carcávico, Luis, Macho Cabrío y Julio.
Agachados.- José, León Marino, Javier, Gran Muflón, Gabriel, Calígine, Tritón, Coyote y Drago.
Abajo vemos el gran valle con sus numerosos arroyos, cortijos, fuentes, rincones todos ellos llenos de vida y recuerdos, con sus tres núcleos urbanos que desde arriba son: El Robledo, El Ojuelo ambos con unas fuentes espectaculares y el emergente Cortijos Nuevos que supera ampliamente en habitantes a Segura de la Sierra de la que los tres son pedanías, junto a muchas otras.
Magníficas vistas nos ofrece Calígine.
Al fondo por encima de Hornos y el Pantano del Tranco se alza la Sierra de las Villas y a la derecha vemos la Sierra de Beas por encima de los pueblos del valle.
Estamos recreándonos en los metros finales a la cima.
Vistas al Este. Tras esta planicie y el valle de río Madera se alzan los magníficos calares de Los Caracoles y el de Peña Rubia que aparece centrado en la foto. A su derecha el Calar de Cobo y por detrás las cuerdas de Morillas y de La Lastra.
Abajo la zona en la que comimos. Por detrás vemos la carretera que siguiendo a la derecha nos lleva a la Casa Forestal del Campillo.
Al llegar al recodo final un horrible galimatías de antenas ensuncia la gran pared del Yelmo.
Julio con su singular pose nos muestra hacia el Oeste la provincia de Jaén.
Córvido Carcávico se une a Calígine en la vista más admirada desde la caseta del Yelmo en la que nos encontramos.
Estamos charlando con el vigilante Pablo Jiménez que amablemente nos informa y responde a nuestras preguntas.
Esta es la loma final por la que asciende la recién asfaltada pista de subida al Yelmo.
Que buen puesto de trabajo tiene nuestro amigo Pablo, aunque nos cuenta que más de una vez ha tenido que salir pitando ante una de esas tormentas que sólo esta mole de piedra crea.
Detalle de la bellísima Hornos de Segura junto a la gran cola del Pantano del Tranco.
Desde el Yelmo los trece de la expedición del CD Senderista "LOS ESCUDEROS" de Rus (Jaén) os saludan.
Dejamos la caseta y nos vamos para la cima que no es otra que el geodésico.
Julio, Gabriel y Drago desde la cima del Yelmo con vistas al Norte.
Javier nos ofrece las vistas al Sur que la antena nos deja ver.
Hoy no estamos teniendo suerte con las oficiales esta de la cima nos salió algo borrosa.
León Marino con vistas al Oeste.
Grandes vistas, gran pulmón, grande grande, Gran Muflón.
José, Coyote y León Marino que repite.
En esta rendija Córvido Carcávico nos ofrece una magnífica vista al Norte.
A la derecha de Segura de la Sierra vemos la zona de las adeas de la Hueta y Linarejos que no se ven porque están perfectamente parapetadas formando dos hoyas una por aldea de una frondosidad selvática.
Tras el regocijo que siempre supone divisar desde la cima nos disponemos a continuar.
Y lo hacemos por encima de los farallones de la cara Norte.
Y llegamos a esta otra antena para buscar a su derecha uno de los miradores más imponentes del Yelmo, con unas magníficas vistas sobre todo hacia el Norte.
Vistas de nuevo de los núcleos urbanos del gran valle.
Gran Muflón nos muestra las vistas que nos depara este privilegiado mirador.
A la derecha al fondo se aprecia el Cambrón, y aún más lejana la Sierra de Alcaraz, con La Sarga y El Almenara.
Castillo de amor
I
Hame tan bien defendido,
señora, vuestra memoria
de mudanza,
que jamás, nunca, ha podido
alcanzar de mi victoria
olvidanza:
porque estáis apoderada
vos de toda mi firmeza
en tal son,
que no puede ser tomada
a fuerza mi fortaleza
ni a traición.
II
La fortaleza nombrada
está en los altos alcores
de una cuesta,
sobre una peña tajada,
maciza toda de amores,
muy bien puesta:
y tiene dos baluartes
hacia el cabo que ha sentido
el olvidar,
y cerca a las otras partes,
un río mucho crecido,
que es membrar.
III
El muro tiene de amor,
las almenas de lealtad,
la barrera
cual nunca tuvo amador,
ni menos la voluntad
de tal manera;
la puerta de un tal deseo,
que aunque esté del todo entrada
y encendida,
si presupongo que os veo,
luego la tengo cobrada
y socorrida.
Las localidades de Orcera y Segura de la Sierra se observan perfectamente desde el mirador.
La cara oculta del Yelmo o lugar por el que hemos ascendido.
Vamos a continuar bajando cercanos a la cresta que como ven se prolonga.
Detalle del Arroyo Sagrado por el que ascendimos.
No tenemos ninguna prisa por abandonar tan magnífico mirador, pero la amenaza de lluvia nos hace salir tirando de nuevo.
Tritón y Calígine han preferido este lugar algo menos vertiginoso para relajar la mirada y el alma mientras charlan apaciblemente.
Mientras caen unas gotitas nos disponemos a retomar la marcha cresta abajo.
Nuestro compañero José bajando mientras las nubes nos pisan los talones.
Coyote observa desde esta rendija.
El cielo se pone cada vez más oscuro aunque tras las leves primeras gotas ya no recibimos más lluvia.
La bajada comienza a ser dura con tanta piedra suelta.
Los farallones que de Norte a Sur se elevan inaccesibles formando esta cara del Yelmo son testigos de lo que la montaña oculta en la lejanía.
Aquí abandonamos la cresta para bajar hacia el cortijo de la Tina de José Ojeda.
La bajada por este lugar está endureciendo la ruta.
Y por fin en la Tiná de José Ojeda. A partir de aquí tenemos que navegar entre sendas y trochas hasta llegar al cortijo de la Aliseda.
Desde la Tiná cogimos en primer lugar por una senda carril que sale a la derecha bajando suavemente pero se corta, por lo que seguimos descendiendo navegando por las trochas más despejadas. Como muestra la foto.
Córvido Carcávico sujeta a Coyote y le dice que mire un poco a los de atrás que le van a tomar manía.
Entre León Marino y Drago asoma de nuevo la sempiterna Segura de la Sierra que es nuestro mejor punto de referencia, ya que debajo está el Batán, nuestro punto de partida y final.
Itinerario de Madrid a su Torre (1631)
(...) Partí desde aquí derecho,
antes sospecho que zurdo,
a Segura de la Sierra
que es un corcovo del mundo.
Los vecinos deste pueblo
viven todo el año junto;
y un mes batido con otro
gozan a Diciembre en Junio.
Las viñas, para no helarse,
tienen los meses adustos;
a las cepas con cachera,
con tocadores los grumos.
Es gusto ver un castaño,
de medio de los diluvios,
con su fieltro y su gabán,
por Agosto muy ceñudo.
Un peral con sabañones,
cuando en Aranjuez maduros
recelando que los rapen
ya han puesto en cobro su futuro.(...)
Francisco
de Quevedo
El desuso de las sendas que no hace tanto comunicaban los numerosos cortijos de la zona hace que cada día estén más cerradas por la vegetación.
De nuevo como en la subida llegamos para tomar un breve respiro en la pista que bordea las faldas del Yelmo a una altura aproximada a los 1.000 metros
Hasta que rápidamente llegamos al Cortijo de la Aliseda.
Desde el cortijo Luis tomó esta magnífica foto de Segura de la Sierra.
Mirad que saludable pinar. A la derecha se ve parte del bosque por el que hemos bajado.
Al llegar al cortijo de La Aliseda tomamos a la izquierda por una senda que va sobre una colina y que nos llevó a este claro dónde almorzamos.
Tras reanudar la marcha el objetivo del puente del Batán ya es visible, sólo nos queda sortear esta pronunciada bajada final.
Tras estos pinos atravesamos un escuálido olivar.
Hasta que salimos a este carril que une varios cortijos de la zona.
Comienza el tiempo de la granada que resume muchas de las tonalidades del venidero otoño.
Llegando a la aldea del Batán.
Los árboles frutales como este cargado peral son abundantes y generosos.
Cruzando por este puente de nuevo el río Trujala.
Este río Trujala es sin duda la principal arteria de la zona y del gran valle.
En el escurridizo lavadero del Batán.
Atravesamos la aldea en busca de los vehículos.
Y para finalizar nos encontramos con esta joven y saludable parra que no puede tener más clase. Les aseguramos que las uvas no son de plástico y lo sabemos por su olor, ya que ninguno del grupo osó tocar ni una sola. Tal fue nuestra sorpresa y nuestro respeto que con sólo contemplarla en su exuberancia saciamos todos los deseos a que invitaba.
Bajo la misma parra
Bajan como cerros floridos.
Huyen de calabozos negros.
Buscan la vida en rubíes,
sin vitrinas llenas de trofeos.
Arman su historia en cadenas de rosas.
Escapan, lentamente, del encierro de lo incierto.
Un orgullo conocerlos.
Somos racimos de la misma parra,
uvas con la misma piel.
Desafiamos pájaros de picos afilados
con un violáceo similar en las venas.
No caemos en la mesa del patio,
no explotamos sin gracia.
Caeremos recién de maduros
sobre verdes colchones de hojas.
Ahora es nuestro instante,
sigamos extendiéndolo.
Carlos Caposio
Despedimos la ruta con esta foto sacada unos días después desde el cerro de Peñalta.
La acompañamos con un poema de Francisco de Quevedo:
Al elegante perfil del Yelmo, montaña emblemática de la Sierra de Segura, dedica Quevedo la siguiente silva:
El Yelmo de Segura de la Sierra (Monte muy alto al Austro)
O sea que olvidado,
o incrédulo del caso sucedido,
o mal escarmentado,
¡Oh peñasco atrevido!,
llevas a las estrellas fuente osada
de ceños y de carámbanos armada;
debajo de tí truena,
que respeta tus cumbre el verano,
y allá en tus faldas suena
lluvioso y tierno caño;
y donde eres al cielo cama dura,
das al Guadalquivir cuna en Segura.
Por de más alto vuelo
te codiciará el águila gloriosa,
pues arrimado el cielo,
lo que no pudo él, osa;
sobre Olimpo nos muestras por momentos
las determinaciones de los vientos.
Escondes a la vista
el Yelmo con que Júpiter Tronante,
armado en la conquista,
si no te vio triunfante,
te vio valiente y animoso, y vemos
que hoy le arriman escalas tus extremos.
Coronado de pinos,
el cerco blanco de la luna enramas,
y en los astros divinos,
que son etéreas llamas,
te enciendes por turbar antiguas paces,
y al cielo vecindad medrosa haces.
Son parto de tus peñas
Mundo y Guadalquivir, famosos ríos,
y luego los despeñas
por altos montes fríos,
de tan soberbios y ásperos lugares,
que parece que llueves los que pares.
Baja recién nacido
Guadalquivir, y llega tan cansado,
que le ve encanecido
en su niñez el prado,
con la espuma que hace y con la nieve,
por duros cerros resbalando leve.
Ceñido en breve orilla,
llega a tomar el cetro de los ríos,
y en cercando a Sevilla,
le coronan navíos;
por ser tan noble su primera fuente,
que es de los cielos alto descendiente.
Con pasos perezosos,
al mar camina, como va la muerte,
y en senos procelosos
por tributo se vierte;
donde yace del golfo respetado
por lo que en él Belisa se ha mirado.
Francisco de Quevedo
De vuelta nos paramos en este pub de Puente Génave. Su dueño Domingo que tiene como nosotros los gemelos bien curtidos nos hizo esta oficial de despedida.
Longitud del trazado: 17'4 Km.
Duración: 8 horas y 50 minutos.
Grado de Dificultad: Alta.
Agua: Llevar.
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