sábado, 11 de abril de 2015

DEHESA DE BURGUILLOS

CIRCULAR PARA CONOCER EL PARAJE PÚBLICO DE LA DEHESA DE BURGUILLOS (BAILÉN)




   Desde el centro geográfico de este cuidado paraje y comenzando por la izquierda: Córvido Carcávico, Gran Muflón, Coyote y Chotillo os presentan esta primaveral y eclosionante ruta.

  Tras llegar al punto kilométrico 300 de la A-4 en dirección Sevilla, tomamos la salida y en la primera rotonda cogemos la primera salida a la derecha por el antiguo camino de Andújar a Baños. A unos siete Km se halla la entrada con caseta de información de la Dehesa de Burguillos,

 El paraje está estructurado para la realización de seis cómodas rutas que van de los 2 a los 11 km. Nosotros fuimos enlazando entre ellas recorriendo en total sobre unos 14 km y sólo nos quedaron un par de bellos lugares por visitar.

 Iniciamos desde la entrada tomando a la izquierda por la pista de la Huerta del Gato, que transcurre al lado del Arroyo del Concejo, cuando teníamos el perfecto mirador del Cerro de Las Trincheras a nuestra derecha fuimos hacia su cima, quedando maravillados del inmenso chaparral y monte bajo que se nos perdía en el horizonte. Fuimos por esta céntrica y alta loma que parte esta dehesa pasando al lado del cortijo de Buenaplata, con sus grandes encinas y con los corderos recién nacidos tomando sus primeras leches. Cuando el punto de partida estaba cercano, a la derecha nos dirigimos hacia el Cerro de Burguillos que da nombre a la zona quizás por ser el cerro de mayor altura con sus 427 m. Allí arriba desayunamos con vistas desde las que se apreciaba hasta el castillo de Baños.

 Tras reponer fuerzas y entre la explosión de flores sobre todo de un jaral como no hemos visto otro, bajamos hacia el Arroyo de la Boquituerta por debajo del mirador de Los Corrales. Seguimos con la alambrada que circunda el paraje a nuestra derecha por una zona de suaves cerros abiertos, de frondosos pastos, hasta llegar al Río Rumblar por el que bajamos, pasando por los restos del molino de Juan de las Vacas, entre impresiontes bolos de piedras llenos de musgo sobre un río algo encajonado que baja moldeando la pétrea ribera a su caprichosa manera.

Al llegar bajando a un remanso ancho del río tomamos en ascensión un senderillo que nos subió a la loma situada entre el Arroyo del Concejo y el de Las Canteras, la atravesamos en gran parte hasta que decidimos bajar hacia la pista de la Huerta del Gato que se encontraba cerca del lugar de inicio.

  Hemos quedado tan encantados de los olores, de la fertilidad de esta porción de Dehesa, de su explosiva primavera, que a pesar de que más de la mitad del recorrido hemos estado acompañados por una suave lluvia, que lejos de retener nuestros objetivos creemos que los ha ampliado por lo agradable que resultaba.

  Al llegar al final estaba esperándonos María, una simpática guarda que nos ha informado e invitado a volver a visitar tan precioso lugar, sobre todo dos lugares a los que no nos dio tiempo.

  En espera que les guste pasamos a los detalles:





     SÁBADO  11  DE  ABRIL   DE  2015.





    Iniciando el recorrido por el camino de las Huerta del Gato.




     Al final de la recta  a la izquierda sale un carril hacia los Cuartos y el barranco del Tío Luis que fue una de las pocas zonas de este paraje que no visitamos en esta ocasión.




   La pista baja hacia el Río Rumblar al lado siempre del Arroyo del Concejo.




    Los veteranos Coyote y Córvido Carcávico llevan el amor por el ecosistema de la Dehesa en la sangre.




   Mirad que lugar tan limpio y cuidado. El que manche un paraje de tanta calidad no merece disfrutarlo.




   Hace un momento hemos interrumpido el desayuno de un zorro que estaba acabando con los restos de una cabra que vemos tirada en la hierba. Perdone usted maese raposo, no fue nuestra intención molestarlo.




   Vamos pisando por esta alfombra que tras el verano sólo necesita un poco de lluvia para mantenerse tan frondosa. 




   Una mirada hacia atrás con el exuberante Cerro de los Cuartos a la derecha.




    Mientras relajadamente vamos cogiendo los espárragos que nos topamos por el camino, vemos ya cercano al fondo el privilegiado Cerro de Las Trincheras.




   Coyote no sólo fue un escurridizo lateral de aquel equipo de estrellas llamado Cosmos en los inicios del Fútbol- Sala ruseño y provincial, sino que a su vez demuestra una gran visión de juego para ver estos sabrosos espárragos que la dehesa le regala.




   En la cara de Córvido Carcávico se ve la satisfacción de saber que la continuidad en la defensa del ecosistema de la Dehesa está asegurado con el compromiso del jóven Chotillo.




   La primavera pese a que la temporada de lluvias ha sido escasa está en su momento álgido, como muestra este florido cantueso.




  Cómo está disfrutando nuestro Coyote.




   Conforme ascendemos hacia el Cerro de las Trincheras las vistas al Oeste nos muestra la inmensidad de Sierra Morena.




   Abajo se aprecia al lado de una caseta el remanso arenoso del Río Rumblar por el que más tarde pasaremos.




   Detalle de unos bucólicos prados al otro lado del río.




   Gran Muflón poco antes de coronar la meseta del Cerro de las Trincheras. El cantueso adorna con sus flores la ladera.




    En el mirador del Cerro de las Trincheras con su panel informativo.




   Atravesando la meseta del cerro en sentido contrario al de inicio del paseo. Si se fijan entre las matas otras personas iban buscando espárragos, disfrutando de la mañana.




   Coyote nos indica hacia el Norte. A la derecha se observa una colmena, dónde las porteadoras de la vida: Las Abejas, esperan su momento.




   Hacia dónde se nos presenta la presa del Embalse del Río Rumblar.  




   La loma por la que vamos nos permite ver ahora estas vistas hacia el Sur, que nos muestran la zona por la que de salida hemos bajado, con una pequeña charca que sirve de abrevadero al ganado ovino.




   Llegando al cortijo de la Casa de Buenaplata con sus extensos prados y grandes encinas.




    Chotillo que está disfrutando de los primeros movimientos de unos borreguillos recién nacidos se pide esta de recuerdo.




   Seguimos nuestro impagable paseo......




   entre este manto, verdadera alfombra propia de dioses, en la que la vida parece derramarse.




   En dirección al Cerro de Burguillos.




    Mientras Chotillo y Coyote guardan los espárragos al frescor de una mata, vemos un poco más abajo la entrada del paraje, con la pequeña casa que hace de recepción. 
 Arriba por encima del olivar que todo lo invade vemos la zona también de este recinto llamada del Cerro de las Canteras y Los Cuartos, que hoy no llegaremos a visitar.




    Navegando entre la carrasca del monte bajo.




   Estamos en la cima del Cerro de Burguillos (427 m) con vistas a las alineadas legiones de millones de olivos que se extienden hasta el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas. "Tanto jode lo mucho, como lo poco".




   Córvido Carcávico se pide estas vistas al Norte hacia el valle del Arroyo de la Boquituerta primero, siguiendo hacia los alrededores del Embalse del Rumblar.
 Al fondo en el centro la silueta de los cerros Gallarda (731 m) y a su derecha el Navamorquín (759 m) que es posiblemente dónde nazcan más espárragos de piedra del mundo. 




     Este restaurante en el que estamos desayunando sigue fiel a esa cadena de restaurantes más caros que existen y que tan orgullosos estamos de podernos holgar.




   La Jara


 Ponte de blanco, Blanca, para
ver en el monte la flor de la jara.
Flor de la jara, que hoy floreces
blanca, estrellada de carmín,
a la mañana, ¡cuántas veces
te he recordado en mi jardín!
  Ponte de blanco, Blanca, para
ver en el monte la flor de la jara.

  ¡Eras la gracia y la armonía,
eras la paz y la canción,
lo que llenaba de alegría
la soledad del corazón!
Ponte de blanco, Blanca, para
ver en el monte la flor de la jara.
 Hoy que apareces, Blanca, para
llevarme al cielo que perdí,
¡oh blanca! ¡oh, luz, flor de la jara!
¡di que eres toda para mí!
Ponte de blanco, Blanca, para
ver en el monte la flor de la jara.


                                Juan Ramón Jiménez.




   Tras reponer fuerzas nos fuimos a darnos un baño de olores entre la espesura de este paraíso vegetal, camino del Arroyo de la Boquituerta.




   Las Jaras parecen haber estallado al unísono blanqueando la ladera del arroyo que vemos en frente nuestra.




   Alargado ejemplar de espárrago denominado de piedra.




    En esta zona nos separamos del Arroyo de la Boquituerta para seguir cercanos a la izquierda de la molesta alambrada que delimita el paraje.










  Y a las once de la mañana una suave lluvia hace acto de deseada presencia. Este campo agradecido la acogerá, y la utilizará para crear las flores que ofrecer a las abejas, que en sus idas y venidas portearán la vida que resultará ya imparable. 




     Que bien le sienta esta fina lluvia a Chotillo y al espeso monte que tiene detrás.




   ¡Menudo susto¡  Para nuestra sorpresa un soldado que dice venir del Cerro de las Trincheras, nos sale al paso. Nuestra sorpresa fue en aumento cuando nos preguntó si alguno sabíamos si había acabado la guerra, que no sabe ni la hora, ni el día ni el año en que vive, ya que desde Abril de 1939 en que sus compañeros fueron a por provisiones a Baños de la Encina ya no ha vuelto a hablar con nadie hasta hoy.




    Cuando lo pusimos al día su aptitud fue de absoluta rebeldía y salió de nuevo para su Cerro de las Trincheras, dónde a pesar de la soledad dijo que había sido felíz.




   Vista de la Dehesa de Burguillos desde la alambrada Norte en el mirador de Corrales. Arriba vemos el cortijo del ganado por el que pasamos el de La Casa de Buenaplata y un poco más lejano y a su izquierda las cortijadas del Cerro de Los Cuartos.




    Al final pudimos retener al soldado olvidado y convencerlo para que nos guiara en el tramo más espectacular: el del Río.




   Bajando hacia el Rumblar.




     Conforme bajamos a la derecha vemos parte de su Embalse.




   No todo es vida como podemos apreciar con estos chaparros muertos.
 La dehesa de baja altura, en concreto la que se halla por debajo de los 500 metros de altura está en serio peligro a consecuencia del calentamiento global del planeta. Es difícil imaginar que un árbol tan sabio y duro como la encina o el alcornoque puedan morir porque la temperatura media del planeta suba unos pocos grados. Pero esa es la cruda realidad, si en nuestro planeta por el cambio climático surgido por la continua emisión de gases (llamado efecto invernadero) no ponemos urgentemente remedio, acabaremos cociendo y matando un ecosistema en el que parecía que la humanidad había encontrado el equilibrio vital.




   Pero si el que creíamos que era el soldado olvidado es nuestro bromista compañero Coyote. Al meterse en esa especie de chubasquero- tienda de campaña ha conseguido despistarnos.




   Excelente verdor, extenso chaparral, colosal y fiel Gran Muflón.




  Por encima de los cortijos de Juan de las Vacas y de La Casa del Álamo Negro se ve parte de la presa del Rumblar.




    Un Coyote pasa felíz entre: cantueso, jaras, retama, encinas, acebuches, alcornoques, lentisco, jaguarzo morisco y negro, estepa blanca, torvizco, labiérnago, tomillo, romero......







   Una bandada de patos vuelan en busca de un lugar tranquilo río abajo.






   Valle del Rumblar hacia arriba.





   Valle del Rumblar hacia abajo.




  Valle del Rumblar en la margen de enfrente.




   Entramos en una zona en la que el Río Rumblar ha esculpido una ribera de una belleza sin igual.





    Oficial subidos a este bolo con el valle del río arriba detrás.




    Llegamos junto a los restos del molino de Juan de las Vacas.







    Gran Muflón nos muestra parte del Río Rumblar hacia arriba.




     Y coyote hacia abajo.




      Magnífico y esculpido berrocal de granito.




     Del berrocal nos llamó la atención esta "piedra Caballera"




  O estas otras que parece la parte de lo que pudo ser un puente natural.




   Zona del imaginario puente en un lejano pasado.




  Seguimos por esta entrañable senda ribera abajo en la que nos cruzamos con algún ciclista.







      LLuvia

La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje. 

Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante. 

Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe. 

La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne. 

El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales. 

Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre. 

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe. 

¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes! 

¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres. 

El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave. 

Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte. 

¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje! 



                                          Federico García Lorca.

 



   Chotillo está encantado hoy con este sensacional paseo.




    Otra zona del río. La roca mojada hace peligroso el andar por esta zona por lo que nos vamos para la senda,







COLORES DE POESÍA

La muerte tiene un color
y la vida tiene dos
si yo tengo más de tres:
es porque ella tiene todos.
Dime mujer ataviada
con tu rebozo ermitaño;
¿por qué la muerte hace daño
vistiendo tan adornada?


Hay belleza en tu mirada
si miras alrededor
ves la muerte en su color
y sabes que tienes más
que es de tierra la mirada,
verde, blanca encrucijada
donde entregas lo que das,
por donde vienes te vas
y en los colores del sol
vas recogiendo uno y dos
negro y morado atavío
y azul y blanco, cual risa
que al tropezar con la prisa
se desdibuja el tejido,
lo que vale es lo sentido
de la cabeza a los pies
y yo tengo más de tres
amarillo, rojo, verde,
anaranjada la esencia
y una especie de vivencia
que entre los fondos se pierde,
es como un perro que muerde
y arranca raíz y lodo
a ella que lo tiene todo:
cielo, tierra, algarabía
y su muerto allí enterrado
y el amor, tan encontrado,
y la vida, su alegría
es color de poesía:
matices para los modos
y ella los expresa todos.


               Julie Sopetrán, 2007








   Y llegamos a este remanso a orillas del río dónde acaba una de las 6 rutas diseñadas en el paraje. Esta se trata de la nº 1.




    El caudal es bastante importante.




   A la izquierda nuestro fotógrafo casi capta el salto de un gran pez.




     Esa piedra que parece una perdiz nos llamó la atención. Sobre ella un pájaro de los tantos que llevamos oyendo y que amenizan musicalmente el recorrido.




   Bueno es el momento de abandonar el río e ir orientándonos hacia la senda de regreso.




    Curioso berrocal que parece una muralla ciclópea.




    Dejamos la senda para ir ascendiendo por la cara Oeste del Cerro de los Cuartos. El lugar programado por la organización para acampar y pasar un buen rato en familia que vemos con su mesa de piedra de molino es de los que invitan a volver.




    Una mirada de despedida a la inmensidad de Sierra Morena.




   Tras atravesar una tupida meseta avistamos de nuevo el camino de La Huerta del Gato.




    Tristeza es lo que sentimos al tener que abandonar semejante lugar.




   Queremos felicitar al pueblo de Bailén y a todos los que de alguna manera hayan contribuido a lograr ofrecer para disfrute público un lugar tan maravilloso. 




   Hoy nos vamos con una gran lección aprendida, LA DEHESA DE BURGUILLOS es una puerta abierta a la autenticidad de la vida, dónde el ser humano puede vivir en perfecta armonía con la naturaleza. 




  Eclosión de vida en la dehesa.
Es necesario desalambrar primero nuestras mentes y corazones para entrar descalzos, desnudos e impolutos a fundirnos y crecer junto a este sabio ecosistema.
                                                                              (Quinrri) 12-4 2015 sobre dehesa de Burguillos.



Longitud del trazado: 14 Km.

Duración: 5 horas y 20 minutos.

Grado de Dificultad: Baja, aunque hay que extremar la precaución al andar por el berrocal mojado.

Agua: Llevar.

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