domingo, 27 de abril de 2014

LA MORRA Y CASCADA DE LA PALOMERA


 CIRCULAR NAVA DEL RICO, LA MORRA, CASCADA DE LA PALOMERA, EMBALSE DEL AGUASCEBAS.





 Desde la cumbre de La Morra con vistas al embalse del Aguascebas, estos siete miembros del "CD SENDERISTA LOS ESCUDEROS DE RUS" tienen el gusto de ofrecerle esta sensacional ruta.

 De izquierda a derecha son: Gavilán, Halcón Peregrino, Chotillo, Lucio, Luis, Gran Muflón y Córvido Carcávico.

 Con los dos vehículos fuimos buscando el embalse del Aguascebas viniendo desde Santo Tomé. Dejamos un coche en el aparcamiento y con el otro fuimos hasta la Nava del Rico. Este tuvo que volver por el grupo del primer automóvil.

 Iniciamos el recorrido desde la Nava del Rico, por un buen carril que nos fue llevando por varios cortijos, como el de Las Ruinas de las casas de Juan Rodríguez, Casilla de la Cruz,  o el de La Cruz de Juan Núñez. Llegando al Cortijo del Prado de los Chopos, nos aparece a la Izquierda  la Cascada del Arroyo del Tejo, poco antes de cruzarlo, para dirigirnos luego, primero al cementerio Hippie y segundo al paso natural de las Escaleras de Faustino  que nos llevará al cortijo de la Casa del Royo del Ciruelo.

 Desde este último cortijo y por una senda entre pinos iniciamos el ascenso a La Morra. Las vistas en la cima son nuestro premio, de las que destacamos la meseta de Jabalcaballo, con el Morrón del Cerezo,  Peña Corva y El Pardal como parapetos y al Oeste el Pantano del Aguascebas.

 Después de desayunar en la cumbre, acometimos el descenso en dirección Sur, en busca del paso que por encima de la Cascada del Arroyo de Chorrogil, nos permite el paso, para ir en busca del Cortijo del Tranco del Acebo.

 Seguidamente fuimos descendiendo suavemente por una senda que pasa al Oeste de las Buitreras con el Cortijo de Santoya a la derecha. En su tramo final esta senda se encuentra muy cerrada por su falta de tránsito, llegando primero al Cortijo de La Palomera, desde dónde se nos muestra la gran cascada. Tras pasar el Arroyo de la Alamedilla fuimos hasta el Arroyo de Hoyo Redondo, para cruzarlo unos metros por debajo de la Gran Cascada de La Palomera. Bajamos por su margen izquierda para cruzarlo de nuevo frente al Cortijo del Molino. Finalmente por una buena senda fuimos subiendo con el Arroyo de las Majadillas a nuestra izquierda, hasta un collado entre el Cerro del Montón y Lancha Candiles.

 Desde el collado y con vistas del embalse, fuimos en suave bajada hasta el aparcamiento, dónde dimos por terminada la ruta.

 En resumen un maravilloso paseo por una Sierra radiante, exuberante de vegetación y achortalada de agua.      

  






     DOMINGO  27 DE  ABRIL  DE  2014.





  El grupo al completo iniciando la ruta en la Nava del Rico.




    Chotillo a lo suyo, con sus gafas del gran diseñador italiano Giorgio Cansapietro. Se observan los tornajos del cortijo en ruinas de Juan Rodríguez.




  Por la pista con el Cortijo de la Casilla de la Cruz a la derecha.




    Otro cortijo, que como todos los de esta zona de la Sierra de Las Villas se encuentran en buenas condiciones, habitados en su mayoría por personas de origen alemán que en su día se establecieron aquí.




   Lucio con el Cortijo de la Cruz de Juan Nuñez de fondo.




   Una oficial junto al Cortijo de La Cruz de Juan Núñez. El automóvil parece que ha sustituido a los equinos, como modo de transporte.   




   Junto al camino nos llamó la atención este enorme laricio.




   Córvido Carcávico con la Cascada de las Aguascebas del Arroyo del Tejo al fondo.




    Por aquí cruzamos este Arroyo del Tejo.




   Cementerio Hippie en este suave valle que para nada es el de la muerte.




    Otra oficial por el precioso paso de las Escaleras de Faustino.




     Espectacular torrente que cruzamos.




   Al llegar arriba de este chorreante paso, Chotillo que conoce bien a los equinos, aprovecha para saludar a este noble y entrañable ejemplar al que llamaremos "Pardete".

¿Adónde van las palabras?
 A veces me lo pregunto... 
¿Se preguntará el burrito adónde va su rebuzno? 
¿Se queda anclado en el valle, como un barquito sin rumbo? 
¿Vuela surcando paisajes para dar la vuelta al mundo?
 ¡Quién sabe, buen borriquito, hasta dónde tus rebuznos llegan 
cuando les das vida y se marchan como humo de chimenea encendida! 
Adónde irá tanto verbo y tanto adjetivo junto, 
tanto sonido engendrado en los adentros de un burro que llama, 
que vive y siente, 
aunque se crean algunos que no es más que un mal ruido su fabuloso rebuzno... 
¿Adónde irán las palabras que cada día produzco, 
para dar más dignidad a estos hermosos peludos? 
¿Tendrá, me pregunto a veces, mi palabra efecto alguno? 
Aunque no lo tenga, amigo, seguiré, como acostumbro, 
cantando sin presunciones a mis amigos los burros...

  El Refugio del burrito.  




   Halcón Peregrino nos lleva en volandas por estos verdes prados, ya que conoce bien la zona.




   Pasando junto al Cortijo del Royo del Ciruelo.




    Un poco a la izquierda de Córvido Carcávico, sobresaliendo sobre el pinar, aparece nuestro primer gran objetivo La Morra.




   Un pequeño descanso en la subida, junto a esta erosionada roca.




    Llegando a La Morra (1.527 m).



     Vistas del Pardal (1.580 m)




     En la última parte de la ascensión con el Blanquillo (1.830 m) asomando diluido a nuestras espaldas.




   El pantano del Aguascebas Chico, que se despeña por el paraje de La Osera, hasta llegar a Mogón, dónde entrega sus aguas al Guadalquivir. 




     Lucio nos muestra las vistas hacia el Sur, con las nubes por encima de parte de la Sierra de Cazorla.




 Tras el pinar verdea la Sima de la Morra, abajo la meseta por dónde transcurre la carretera que va a la Cueva del Peinero, con la Nava del Rico desde dónde hemos iniciado la ruta y un poco más allá la Fresnedilla. Al fondo en la parte izquierda se alza el pico Navazalto (1.379 m) como excelente mirador del valle del Guadalquivir  y del paraje de La Osera. Siguiendo la arista montañosa a la derecha, esta acaba en la Lancha de La Cigarra.




  Vistas hacia el Sureste, iniciadas con el valle del Arroyo de Chorrogil. Por encima, primero las Sierra del Pozo y de Cazorla y perfilando el horizonte las Empanadas y Sierra de la Cabrilla.




  Nuestro ya conocido invitado Luis, que tanto nos ayuda siempre en el reportaje fotográfico.
 Desde la cumbre de La Morra con vistas al Sur.




   Peña Corva (1.559 m)




   Y aquí fue dónde abrimos el morral para desayunar, en este magnífico restaurante. Gavilán parece decirle a Gran Muflón, que si le pide ya el postre.




 Al fondo desde la izquierda La Lancha de La Escalera, El Blanquillo, El Morrón del Cerezo (1.587 m) y La Piedra de los Desesperados (1.583 m). 




   Tras la planicie de Jabalcaballo, Peña Corva y El Pardal.




   Por esta senda bajamos por la parte occidental de La Morra en busca del paso del Arroyo de Chorrogil.




    La zona es bastante abrupta.




 Al otro lado del referido arroyo, vemos el privilegiado cortijo del Tranco del Acebo, por dónde pasaremos.




    Cruzando el Arroyo de las Aguascebas de Chorrogil, un poco más arriba de su gran cascada.




   Halcón Peregrino, nos muestra el lugar por dónde el arroyo provoca su impresionante salto, que ya conocéis y que aparece en varias de nuestras rutas anteriores. 




   Recónditos covachones que el tiempo callado ha ido moldeando.




    Agua fresca por el paso del Tranco del Acebo.




    por los verdes prados antes de llegar al cortijo.




    Una mirada hacia atrás, admirando La Morra desde su perspectiva más relevante.




    En el Cortijo del Tranco del Acebo, también llamado de La Cañada del Almagrero.




   Pasando el cortijo cogimos por esta senda.

EL CAMINO NO ELEGIDO

 Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
apenado por la imposibilidad de tomar ambos,
siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
observando uno de ellos tan lejos como pude,
hasta donde se diluía la espesura;
entonces tomé el otro, imparcialmente,
y habiendo tomado quizás la elección acertada,
pues era espeso y requería uso;
aunque en cuanto lo que vi allí
hubiera elegido cualquiera de los dos.
Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡oh, había guardado aquel primero para otro día!
aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
dudé si debía regresar sobre mis pasos.
Debo estar diciendo esto con un suspiro
de aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
yo tomé el menos transitado
y eso hizo toda la diferencia.

                                               Robert Frost





   En parajes de tanto valor medioambiental como este, no se que pintan estas enormes alambradas, que tanto dificultan el paso, no sólo a los que creemos tener el derecho de poder contemplar la naturaleza, sino para esa fauna autóctona que está totalmente encarcelada.  




   Hacia nuestro segundo gran objetivo La Cascada de la Palomera.




    La zona es de una gran belleza.




     Continuamos en suave bajada.




    Llegando al Cortijo de Santoya, con sus majestuosas alambradas que parece como si guardaran su propia miseria.

 Tan sólo se le puede ocurrir encarcelar a estos abruptos parajes, al que su propio miedo no le deja ver la única protesta que merece realmente la pena "La Belleza".
                                                                                       (Quinrri)



   Conforme bajamos se nos muestra el Valle del Arroyo de La Plaza. Al fondo Sierra Mágina.




    Una vegetación desbordada inunda este paisaje ya cercano a la gran cascada.




    A la flor del romero, romero verde, son estas perdidas trochas niña, las que me pierden.




     Lucio junto a las ruinas del Cortijo de la Palomera. Al fondo ya vemos la Gran Cascada.




      Se aprecian algunos olivares en el valle del Arroyo de la Plaza, que es como la continuación del valle del Arroyo de Hoyo Redondo.




    En los prados bajos del cortijo, con las chorreantes paredes por dónde se despeña el Arroyo de la Alamedilla al fondo.




    Cascada de La Palomera o del Arroyo de Hoyo Redondo.

 Parece invierno
la rosa tiene frío
entre cascadas.

 Humedad loca
se me deshace el alma
contra la roca

 Y es el tacto
donde crece la piedra
su amor más dulce

            Julie Sopetrán.




    A continuación cada uno de los siete viajeros de esta ruta, aparecemos orgullosos al lado de esta magnífica cascada.






















  Acercándonos cada vez más.




   Y cuando su sonido era ya estremecedor




   Cruzamos por aquí el Arroyo de Hoyo Redondo.




   Y fuimos bajando por su margen izquierda.










  Y cuando en la otra margen nos aparece el Cortijo del Molino, cruzamos el arroyo de nuevo.




   Para tomar por esta senda




  que nos condujo hasta este collado situado entre el Cerro del Montón y la Lancha Candiles.




   Para finalizar bajamos por una buen carril hacia el aparcamiento del pantano, lugar en el que por la mañana dejamos el primer coche. 






Longitud del trazado: 17 Km.

Duración: 7 horas y treinta minutos.

Grado de Dificultad: Media.

Agua: Llevar. Reponer en la fuente del Tranco del Acebo.