domingo, 5 de junio de 2016

PEÑA AMUSGO POR LA CERRA DE PARRATE



CIRCULAR: PUENTE DE HIERRO, ARROYO DE LAS ESPUMAREAS, CERRA DE PARRATE, LAS HUELGAS, TOLAILLO, PEÑA AMUSGO.




  Desde el corazón del selvático valle del Arroyo de las Espumareas, con la Cerrá de Parrate al fondo, estos seis intrépidos aventureros del CD Senderista "LOS ESCUDEROS" de Rus, les presentamos una de las rutas que siempre teníamos en mente y que por fin ya guardamos como un tesoro en nuestras mochilas.
 Desde la izquierda: Halcón Peregrino,  Córvido Carcávico, Conchi, Gypaetus, Gran Muflón y Luis.

SINOPSIS DE LA RUTA.-
                                            -Dejamos los vehículos al lado del llamado Puente de Hierro, accediendo por la pista que desde el puente del camping de los Llanos de Arance cruza el Río Guadalquivir.
 La caminata la comenzamos ascendiendo el valle del Arroyo de las Espumareas por su margen izquierda. Al principio fuimos por un buen carril entre restos de cortijos, tablas de antiguos huertos y numerosos olivos. Al dejar el carril, tomamos a la izquierda por una senda difícil de andar, sobre todo por su desuso ya que conectaba varios cortijos de la zona y por la que con bastante dificultad subimos hasta la misma Cerrá de Parrate.
 Ante lo complicado de ascender por la Cerrá, decidimos bordearla yendo a la derecha por una zona escarpada pero de unas vistas espectaculares, así llegamos a un precioso collado desde el que dominábamos Las Huelgas. Desde aquí nos acercamos a la izquierda para ver la Cerrá de Parrate y subidos a unas piedras colgantes captamos unas fotos espeluznantes. Seguido, bajamos a los verdes y floreados prados de Las Huelgas para comer al lado del Arroyo de las Espumareas.
 Tras reconocer el idílico paraje visitando sus casas o tinadas hoy en ruinas, nos encaminamos hacia el Tolaillo. Ahora a diferencia de la senda llena de obstáculos que cogimos para llegar a Las Huelgas, vamos ascendiendo por un definido y agradable camino que zigzagueando nos llevaría a la parte alta de los Cintos de Parrate, por cuya cresta mientras reconocíamos lugares llegamos al Tolaillo que estaba pletórico de flores con algunas hembras y crías de gamo pastando.
  La atractiva piedra partida que es Peña Amusgo que veníamos viendo desde la cresta, nos queda ya cercana y en suave descenso que recorrimos por trochas, fuimos disfrutando de sus perspectivas con numerosas fotografías hasta llegar a su cima, desde la que disfrutamos de unos maravillosos momentos de relax, admirando sus extensos dominios.
 El tramo final para acceder a la pista que bordea el Embalse del Tranco lo hicimos un poco alalimón por la loma que separa los Arroyos del Lobo y de La Cerrada. Al llegar a la pista cogimos a la izquierda, y en un ratito llegamos al Puente de Hierro, nuestro lugar de inicio.
 La ruta ha resultado dura por la calor que nos hizo y por el difícil tramo del valle del Arroyo de las Espumareas, pero la belleza y lo salvaje de esta zona ha compensado sobradamente el esfuerzo realizado. Seguimos enamorados de estos lugares y en la próxima temporada volveremos para seguir visitándolos, ya que aún no conocemos la aldea de Las Canalejas.
Sin más demora pasamos a ofrecerles el reportaje que con gran ilusión hemos preparado:






     DOMINGO  5  DE  JUNIO  DE  2.016.





    Poco antes de las 9 de la mañana en el llamado Puente de Hierro sobre el Arroyo de las Espumareas. Nosotr@s tomaremos por el carril que tras el puente sale a la izquierda.




   Esta es la última cascada de este saltarín y salvaje Arroyo de Las Espumareas, ya que hasta ella llegan las amansadas aguas del Embalse del Tranco. 




   Mientras ascendemos cómodamente, a lo lejos reconocemos La Risca del Guijarrón.




   Entre la acosadora y agobiante vegetación de pinos, nos encontramos con numerosos y fructíferos olivos, que debieron proporcionar el aceite a los serranos que no hace tanto habitaban en los numerosos restos de cortijos por los que fuimos pasando. 




   Sobre el tupido pinar vemos despuntar el objetivo que a la postre sería el más fotografiado de la jornada: Peña Amusgo.




   Esta explanada es clave para tomar la senda.




   La explanada corresponde a los restos del Cortijo de las Malezas de Pontones, desde el que vemos al fondo de nuevo Peña Amusgo.




  Y la clave es coger por aquí la senda que a la izquierda del carril nos subirá hasta la Cerrá de Parrate.




 Los restos de cortijos se suceden, lo que nos indica que la zona fue muy poblada. 




   Poco a poco las vistas del Embalse del Tranco y de la Sierra de las Villas se van abriendo.




   El desuso de la ancestral senda nos dificulta el paso, teniendo que ir continuamente esquivando la vegetación desbocada. 




     Los desprendimientos sobre el camino también nos complican el avance.




  Y aquí inmersos en este cerrado valle del Arroyo de las Espumareas, queremos agradecer a nuestra pareja de guías: Conchi y Gypaetus la estupenda y deseada ruta que nos han preparado.




   Les aseguramos que no estamos en la selva amazónica y que la Cerrá de Parrate que acabamos de avistar está en la Sierra de Segura.




   Continuamos ascendiendo sorteando obstáculos.




    Con esta gran vista de la Cerrá de Parrate, quiero decir que la pareja formada por Córvido Carcávico y Gran Muflón es sin duda la que mayor fidelidad demuestra a las actividades de nuestro Club. A ambos les une un gran apego a la naturaleza.




   Gypaetus y Halcón Peregrino conforman la pareja de la amistad, y cuanto más difícil es el camino más la cuidan y consolidan.




   Pasando bajo estos farallones poco antes de llegar a......




    estos restos de cortijo cercano al del Molino de Parrate.




   Por esta piedra redonda deducimos que aquí también debió haber molino, que funcionaría aprovechando la corriente de las aguas que bajan de una torrentera desde el mismo Puntal de los Sabinares.




   Este artefacto posiblemente también estaría relacionado con el molino, posiblemente para la extracción del agua y su orientación para regar los huertos que hay por debajo.




   En la otra margen del Arroyo de las Espumareas vemos los restos del Cortijo del Molino de Parrate. 




    Conforme nos acercamos a la Cerrá la ilusión se nos dispara.




  Pasando bajo unas gigantescas nogueras, testigos inconfundibles de un fructífero pasado de vida serrana.




   Córvido Carcávico está deseando bajar a esas pozas bajo las cascadas de la Cerrá para darse un remojón, pero lo tendrá que dejar para otra ocasión. 




    Y el camino sólo nos permitió acceder hasta este punto ya que continuar suponía un gran riesgo que para nada estábamos dispuestos a asumir.




   LA CASCADA


Entre las solitarias montañas,
un susurro me llama,
el eco de unas voces,
me acercan embaucada.

 Entonces me doy cuenta
de donde provienen,
es el mullido llanto,
de estas rocas ancestrales,
en el sutil murmullo del agua,
que como en lluvia de lágrimas,
se lamentan,
en una maravillosa "cascada".


                                Indark (shinning)




  Vista del corazón de la Cerrá de Parrate y del arriesgado paso que decidimos no tomar por su peligrosidad.




   Estrecha cerrada, que va creciendo y que abriendo abriendo llegará a ser tan grande como Gran Muflón.




   "El agua como la vida siempre acaba labrándose un camino."
                                                                                                (Quinrri)




   Frondoso e idílico lugar a la derecha de la Cerrá de Parrate.




   Ahora nos disponemos a subir sobre estos farallones bordeándolos en principio por su derecha.




   Gypaetus con sus poderosas articulaciones motrices no tiene ningún problema para sortear un poco de dificultad.




   Poco a poco vamos recogiendo el fruto a nuestro esfuerzo.




   Por arriba Gran Muflón nos muestra el Puntal de los Sabinares.




  Halcón Peregrino y Luis nos muestran el angosto valle del Arroyo de las Espumareas por el que hemos subido por su margen izquierda.




   Esas paredes corresponden a la parte norte de la Cerrá por encima de las que luego pasaremos en busca del Tolaillo.




   Oficial tras ascender el difícil valle con el embalse y Las Villas de fondo.




  Al llegar a este collado repleto de flores.....




 un nuevo e idílico lugar se nos presenta ante la eclosión primaveral. 
Arriba al fondo Luis nos muestra la Loma de Blas con la Cueva del Serval. Detrás se encuentra el nacimiento del Río Segura. 




   Con la presencia de Conchi parece como si hoy todo fuera más completo, aunque seguimos echando en falta una mayor presencia femenina en nuestro grupo. Que cunda el ejemplo.




   Gran Muflón posa en este encantado collado con vistas en dirección a la Cerrá de Parrate.







  Y para lugar encantado y de los que dejan huella este que estamos admirando desde el collado, se trata de uno de esos lugares que nunca se olvida: Las Huelgas.




  Pero antes de bajar a sus floridos prados giramos a la izquierda para asomarnos ahora desde arriba a la Cerrá de Parrate.
 Cuando miramos hacia esta roca voladora, allí arriba estaba ya Conchi admirando un lugar de ensueño.




   La Cerrá de Parrate vista desde arriba seguida del valle del Arroyo de las Espumareas descendiendo hacia el Embalse del Tranco.




   A Luis la sensación de volar le parece casi real cuando extiende sus brazos cual alas de pájaro.




   Si hay alguien que hoy domina el vértigo es Conchi, a la que vemos abriendo sus brazos que expresan la sensación de libertad y plenitud ante tal belleza.




   Las Huelgas un lugar que una vez que lo conoces te acompañará hasta el último aliento.




   Gypaetus sigue a Conchi para cabalgar juntos sobre la grupa de este telúrico caballo de fuertes sensaciones.




   Y por aquí las aguas que cada día bajan de arriba encontraron su salida.




    A vuestra grupa nos atamos pareja, para que nos guiéis más allá del tiempo y el espacio.




    Un Córvido cabalga sobre la cárcava.




   Gypaetus, hombre de profundas convicciones, parece dar las gracias henchido de satisfacción al creador de un lugar tan especial.




   Su bastón y Conchi ayudan a Córvido Carcávico a vencer el vértigo. Con un Pilar tan firme como esta mujer y siguiendo su ejemplo, esperamos que pronto el sector femenino sea multitudinario dentro del CD Senderista LOS ESCUDEROS.




   Por la otra margen de la Cerrá vemos esta senda que creemos baja hacia el Molino de Parrate.




   Tras las rocas de la Cerrá nos introducimos en Las Huelgas por esta alfombra de flores.




   ¡Qué bonita es la primavera!, ¡Qué lindo es el amor!, y ¡Qué hermoso el espacio que nos lleva de los prados a la alameda!




   EL CANTO DE LA MIEL 

La miel es la palabra de Cristo,
el oro derretido de su amor.
El más allá del néctar,
la momia de la luz del paraíso.

La colmena es una estrella casta,
pozo de ámbar que alimenta el ritmo
de las abejas. Seno de los campos
tembloroso de aromas y zumbidos.

La miel es la epopeya del amor,
la materialidad de lo infinito.
Alma y sangre doliente de las flores
condensada a través de otro espíritu.

(Así la miel del hombre es la poesía
que mana de su pecho dolorido,
de un panal con la cera del recuerdo
formado por la abeja de lo íntimo)

La miel es la bucólica lejana
del pastor, la dulzaina y el olivo,
hermana de la leche y las bellotas,
reinas supremas del dorado siglo.

La miel es como el sol de la mañana,
tiene toda la gracia del estío
y la frescura vieja del otoño.
Es la hoja marchita y es el trigo.

¡Oh divino licor de la humildad,
sereno como un verso primitivo!

La armonía hecha carne tú eres,
el resumen genial de lo lírico.
En ti duerme la melancolía,
el secreto del beso y del grito.

Dulcísima. Dulce. Este es tu adjetivo.
Dulce como los vientres de las hembras.
Dulce como los ojos de los niños.
Dulce como las sombras de la noche.
Dulce como una voz. O como un lirio.

Para el que lleva la pena y la lira,
eres sol que ilumina el camino.
Equivales a todas las bellezas,
al color, a la luz, a los sonidos.

¡Oh! Divino licor de la esperanza,
donde a la perfección del equilibrio
llegan alma y materia en unidad
como en la hostia cuerpo y luz de Cristo.

Y el alma superior es de las flores,
¡Oh licor que esas almas has unido!
El que te gusta no sabe que traga
un resumen dorado del lirismo. 

                                               Federico García Lorca.




  ¡Qué bucólico el espacio que va de los floridos y rebosantes prados hasta la Cerrá!




   El lugar que Halcón Peregrino ha elegido para almorzar, bien pudiera ser aquel en el que Siddhartha encontró el Nirvana.

Siddhartha Gautama se refería al nirvana de la siguiente manera:


«Hay, monjes, una condición donde no hay tierra, ni agua, ni aire, ni luz, ni espacio, ni límites, ni tiempo sin límites, ni ningún tipo de ser, ni ideas, ni falta de ideas, ni este mundo, ni aquel mundo, ni sol ni luna. A eso, monjes, yo lo denomino ni ir ni venir, ni un levantarse ni un fenecer, ni muerte, ni nacimiento ni efecto, ni cambio, ni detenimiento: ese es el fin del sufrimiento.» (Udana, VIII, 2)





  Nos encandila mirar las formaciones pétreas que el lento pasar del tiempo ha ido moldeando, convirtiendo a Las Huelgas en un paraje encantado.




   Rocas con formas de ubres de las que maman la teluria los dioses.




   Vamos caminando entre el rumor del agua, el susurro de las hojas y el canto de las aves, hacia las ruinas de las casas que hace unas décadas aún estaban habitadas.













  Y a la izquierda de este lugar, situado unos pocos metros antes de que el Arroyo de los Centenares que viene de la derecha descargue sus aguas al de Las Espumareas nos....




   encontramos con las ruinas de las casas de Las Huelgas.




   Tras las rocas de la derecha se encuentra la aldea del Miravete, que junto otras algo más lejanas siguiendo a la derecha como Los Centenares y Las Canalejas, hacen de este alargado paraje que va desde Pontones a la Hoya de la Albardía el denominado valle de Las Aldeas, todas ya en ruinas y cuyas piedras aún dan testimonio de lo que fuera una bulliciosa presencia humana en perfecta consonancia con la naturaleza. 




  A la tarde los cuatro volveremos a casa, pero más de uno hemos pensado que no sería mala idea emprender la etapa final de nuestras vidas rehabilitando este lugar.





   Conchi nos muestra tras ella la senda que va hacia Los Centenares, El Miravete, Las Canalejas, La Hoya del Ortigal, La Hoya de la Albardía, la Fresnedilla del Aguamulas, etc.




   Y aquí les mostramos el sentido contrario, el que va hacia Pontones.




      Regresamos cruzando por el mismo lugar de nuevo el Arroyo de las Espumareas.




   Volviendo a la zona del Nirvana. Estoy expectante por lo que pueda suceder, ya que en el libro de Herman Hesse, "Siddhartha" donde encuentra la felicidad al lado de un arroyo es en el camino de vuelta.




   Tras pasar por encima de unos troncos de nuevo el Arroyo de las Espumareas, pasamos al lado de este otro cortijo cercano a la Cerrá de Parrate. Nos vamos en busca de una senda que nos eleve hacia el Tolaillo, a ver si alguno encontramos la felicidad.




   Y al subir vemos el alargado valle del que le hablábamos, con La Aldea de Los Centenares en el centro.
  Las montañas que vemos al fondo son desde la izquierda: Los Miradores de Juan León (1.766 m), El Picón (1.518 m), Las Banderillas (1.993 m), Poyo de la Higuera (1.497 m), Collado Salido (1.439 m) y Puntal de los Sabinares (1.520 m)




Al este vemos el parapeto de La Loma de Blas y Los Corralejos, que separa esta zona de los Campos de Hernán Perea y que siguiendo a la izquierda llega a Pontones.




   Que diferente esta senda a la que tomamos esta mañana por el valle del Arroyo de las Espumareas.




   Al llegar a la parte alta de los Cintos de Parrate retomamos las vistas del Embalse del Tranco y de la Sierra de Las Villas.




  La pequeña isla que vemos en medio del agua corresponde al emplazamiento del antiguo Castillo de Bujaraiza, ahora en ruinas. Por arriba vemos el Blanquillo (1.830 m) tras Los Hermanillos (1.787 m).




   Detalle de Las Banderillas.




   Hemos subido muchas de las montañas que aparecen en la foto y hemos andado por sus valles, pero aún nos queda mucho que conocer de la zona como la Aldea de Las Canalejas. Es un atractivo reto para la próxima temporada.




   Nueva perspectiva del Embalse del Tranco y de la Sierra de Las Villas.




   Vistas al Sureste. Abajo mas o menos en el centro de la foto creemos que las ruinas que aparecen son  de La Casa Forestal del Pedazo de Abajo. Al fondo el monte Mariarnal a la derecha y La Cuerda del Polvo a la izquierda con su Piedra del Cuervo; el macizo pétreo que los antecede así como a Fuente Segura, son Los Corralejos.




   Vistas al Este con El Almorchón al fondo.




  Y mientras vamos recorriendo la cresta por encima de los Cintos de Parrate vemos Peña Amusgo (es el pico de la izquierda) 




   El sector masculino de la expedición al completo con peña Amusgo detrás.




   Luis aprovechó las nítidas y extensas vistas que este poyo nos ofrecía.




   Vistas entre otras de la Sierra de Mirabuenos con el Majal Alto (1.530 m) que aparece entre Las Banderillas y el Calarejo de Los Villares.




   Como este poyo daba para más, nuestros guías posan con parte de la loma que luego bajaremos desde el Tolaillo hacia Peña Amusgo, que vemos a la izquierda.




   El lugar es idóneo para echar un trago y admirar las vistas. Al fondo el Tolaillo para el que vamos.




   Atractivas piedras estas de Peña Amusgo que iremos mostrando desde varias perspectivas conforme nos vayamos acercando.




  Nos resistimos a dejar este florido poyo y Córvido Carcávico se pide la suya.




   En el tramo final de ascenso al Tolaillo nos encontramos con esta prolífica mancha de peonías (paeonia broteri)




  Con todo nuestro amor regalamos esta flor de peonía a tod@s aquell@s que buscan la belleza en la naturaleza.




     Este arbusto espinoso estaba para estallar, creemos que se trata de un erguén (Calicotome Villosa).




  Llegando a la cima explanada del Tolaillo (1.609 m), avistamos pastando apacibles a dos hembras de gamo y a una cría.




     Tras atravesar el pinar de las peonías se extiende una meseta que conforma la cima, sin duda la más floreada que yo he visto.




  Vista abajo de la aldea del Artuñedo, con la zona de Pontones detrás.




   Llevamos un rato viendo pacer a una hembra y a su cría a la izquierda del geodésico.




   Aquí las tienen. La bienvenida del Tolaillo con su factuoso manto de millones de flores ha sido memorable.




   El grupo al completo como un ramo humano rodeando el geodésico, intentando ser parte de esta florida eclosión primaveral.




    Conchi y Gypaetus muestran su gratitud ante un lugar tan engalanado, no sólo por las flores sino también por sus vistas, como estas de las altas montañas que nos muestran al fondo y que parapetan los Campos de Hernán Perea, que tienen que estar para revolcarse.




     En primer término el valle alto del Arroyo de las Espumareas, o valle Jeroza. Al fondo vemos como continúa la alta cuerda que desde Las Banderillas atraviesa en dirección Noreste los Campos de Hernán Perea hasta el Almorchón, que vemos a la izquierda precedido de la Cuerda del Polvo y la Piedra del Cuervo. 
 En esta silueta montañosa se resume la visual ruta que hicimos el pasado domingo 10 de Abril de 2.016. Su enlace es: http://losescuderossenderismo.blogspot.com.es/2016/04/almorchon-y-piedra-del-cuervo.html




   Sobre el origen de la palabra Tolaillo, parece tener que ver con la cultura druida y significa parte elevada con forma redondeada, por lo que le viene como anillo al dedo.




  Y con esta nos despedimos del Tolaillo y dejamos su manto de flores, mientras nos encaminamos en relajado descenso hacia...




   este otro capricho de la naturaleza que es Peña Amusgo (1.453 m).







 Rodeada de agua vemos la Isla Cabeza de la Viña y buena parte del gran valle del Guadalquivir.




  Un poco más cerca.




  Al fondo vamos viendo las localidades de Hornos, Cortijos Nuevos e incluso La Puerta de Segura.




  Tupida isla esta de Cabeza de la Viña.




   Preciosas rocas que parecen elevarse para otear.




   Y no podía faltar; ahora en la derecha aparece también El Yelmo.




   Mientras llegamos el veloz Halcón Peregrino ya está en la cima.




  Alrededor de la tierra roja vemos un notable olivar.




   Último tramo.




   Sin demora nos vamos para la cima.




   El ascenso además de corto no es complicado, sólo basta con tener un poco de intuición.




  Los farallones de la cara Norte.




   Sin duda Conchi y Gypaetus son la pareja del día. Aquí los vemos en esta entrañable foto reconociendo las extensas vistas.




  Pese a no estar lleno el Embalse del Tranco presenta un alto nivel de agua. 




   Oficial desde la cima de Peña Amusgo.




   Gran y fértil isla, gran pulmón, grande grande Gran Muflón.




   Un Córvido otea el paisaje con el Yelmo detrás al fondo.





ODA A LA ABEJA

MULTITUD de la abeja!
Entra y sale
del carmín, del azul,
del amarillo,
de la más suave
suavidad del mundo:
entra en
una corola
precipitadamente,
por negocios,
sale
con traje de oro
y cantidad de botas
amarillas.

Perfecta
desde la cintura,
el abdomen rayado
por barrotes oscuros,
la cabecita
siempre
preocupada
y las
alas
recién hechas de agua:
entra
por todas las ventanas olorosas,
abre
las puertas de la seda,
penetra por los tálamos
del amor más fragante,
tropieza
con
una
gota
de rocío
como con un diamante
y de todas las casas
que visita
saca
miel
misteriosa,
rica y pesada
miel, espeso aroma,
líquida luz que cae en goterones
hasta que a su
palacio
colectivo
regresa
y en las góticas almenas
deposita
el producto
de la flor y del vuelo,
el sol nupcial seráfico y secreto!

Multitud de la abeja!
Elevación
sagrada
de la unidad,
colegio
palpitante!

Zumban
sonoros
números
que trabajan
el néctar,
pasan
veloces
gotas
de ambrosía:
es la siesta
del verano en las verdes
soledades
de Osorno. Arriba
el sol clava sus lanzas
en la nieve,
relumbran los volcanes,
ancha
como
los mares
es la tierra,
azul es el espacio,
pero
hay algo
que tiembla, es
el quemante
corazón
del verano,
el corazón de miel
multiplicado,
la rumorosa
abeja,
el crepitante
panal
de vuelo y oro!

Abejas,
trabajadoras puras,
ojivales
obreras,
finas, relampagueantes
proletarias,
perfectas,
temerarias milicias
que en el combate atacan
con aguijón suicida,
zumbad,
zumbad sobre
los dones de la tierra,
familia de oro,
multitud del viento,
sacudid el incendio
de las flores,
la sed de los estambres,
el agudo
hilo
de olor
que reúne los días,
y propagad
la miel
sobrepasando
los continentes húmedos, las islas
más lejanas del cielo
del Oeste.

Sí:
que la cera levante
estatuas verdes,
la miel
derrame
lenguas
infinitas,
y el océano sea
una
colmena,
la tierra
torre y túníca
de flores,
y el mundo
una cascada,
cabellera,
crecimiento
incesante
de panales!

                                                                  Pablo Neruda.





   Nueva oficial con la Sierra de las Villas al fondo.




    El portador del trípode recibe su homenaje.




    Gran Muflón se sube a esta misteriosa piedra. ¿Será el peñón volador de la infancia que tras abandonar el pinar de Rus vino a posarse aquí?.




     Luis pretende mandar al espacio sideral el "Peñón Volador" cual meteorito hacia su viaje de regreso. 




  Peña Amusgo es una roca con el corazón partido a causa del éxodo de tantos buenos y laboriosos habitantes serranos que una vez subieron a su cima.




   Ahora ya es un corazón de ventrículos errantes que han iniciado su propio éxodo.




  Magníficos estos farallones septentrionales de la peña.




   Luis nos muestra como ni siquiera la roca es eterna. Todo absolutamente todo, está continuamente cambiando.




   Oficial de despedida.




  Cuando nos disponemos a marchar y el resto del grupo va ladera abajo vemos en la cima una misteriosa silueta humana al lado del Peñón Volador. ¿Será el espíritu de algún serrano que de vez en cuando necesita recibir el telúrico mensaje de aquella autenticidad perdida, mientras su cuerpo se consume como un número más en cualquier humeante fábrica de la gran ciudad?




     Nos despedimos de Las Banderillas.




     Farallón partido de dolor este de la torre alta de Peña Amusgo.







   CORAZÓN  PARTÍO

Tiritas pa este corazón partío (tirititando de frío)
Tiritas pa este corazón partío (pa este corazón)
Ya lo ves, que no hay dos sin tres
Que la vida va y viene y que no se detiene
Y qué sé yo
Pero miénteme aunque sea dime que algo queda
Entre nosotros dos, que en tu habitación
Nunca sale el sol, no existe el tiempo ni el dolor
Llévame si quieres a perder a ningún destino
Sin ningún por qué
Ya lo sé, que corazón que no ve
Es corazón que no siente
El corazón que te miente amor
Pero sabes que en lo más profundo de mi alma
Sigue aquel dolor por creer en ti
¿Qué fue de la ilusión y de lo bello que es vivir?
Para qué me curaste cuando estaba herido
Si hoy me dejas de nuevo con el corazón partío?
¿Quién me va a entregar sus emociones?
¿Quién me va a pedir que nunca le abandone?
¿Quién me tapará esta noche si hace frío?
¿Quién me va a curar el corazón partío?
¿Quién llenará de primaveras este enero
Y bajará la luna para que juguemos?
Dime, si tú te vas, dime cariño mío
¿Quién me va a curar el corazón partío?
Tiritas pa este corazón partío (pa este corazón partío)
Tiritas pa este corazón partío (pa este corazón)
Dar solamente aquello que te sobra
Nunca fue compartir, sino dar limosna, amor
Si no lo sabes tú, te lo digo yo
Después de la tormenta siempre llega la calma
Pero sé que después de ti
Después de ti no hay nada
Para qué me curaste cuando estaba herido
Si hoy me dejas de nuevo con el corazón partío?
¿Quién me va a entregar sus emociones?
¿Quién me va a pedir que nunca le abandone?
¿Quién me tapará esta noche si hace frío?
¿Quién me va a curar el corazón partío?
¿Quién llenará de primaveras este enero
Y bajará la luna para que juguemos?
Dime, si tú te vas, dime cariño mío
¿Quién me va a curar el corazón partío?
¿Quién me va a entregar sus emociones?
¿Quién me va a pedir que nunca le abandone?
¿Quién me tapará esta noche si hace frío?
¿Quién me va a curar el corazón partío?
¿Quién llenará de primaveras este enero
Y bajará la luna para que juguemos?
Dime, si tú te vas, dime cariño mío
¿Quién me va a curar el corazón partío?

                                        Alejandro Sanz





  No sabemos que misterio tendrán estas rocas de Peña Amusgo que no paramos de fotografiarlas.




  En plena bajada hacia la pista que bordea el pantano por esta bonita loma, situada entre los barrancos del Arroyo del Lobo a nuestra izquierda y el del Arroyo de la Cerrada a la derecha.




  EL  SALMO  DE  LA  PIEDRA


A los Dioses del cielo y de la tierra
pedimos con toda el alma
que las piedras se conviertan en semillas
para que puedan dar a luz los campos
altos árboles cristalizados
con que construir nuestra segunda casa:
un nuevo nombre en esta vida,
un nuevo hogar en otra naturaleza.

Porque cada piedra es una sílaba
del inmenso nombre que entre todos deletreamos
y la creación no es más que una canción de amor
que brota de su corazón paciente.

No queremos ser más ni menos que las piedras:
eternamente a la espera sin espera
de nuestro propio espacio
y nuestra propia duración.

No es en vano que invocamos
el silencio perfecto de las piedras
en largas conversaciones con la noche:
materia y electrones zumbando
a tan altísimas frecuencias
que sólo la velocidad de la poesía
da para comprender semejante lenguaje.

Pero vale la pena hacer el esfuerzo
por alcanzar tal estado de vertiginosa quietud:
los fósiles del viento no tienen más cuerpo
ni las huellas del cataclismo
donde los Dioses escribieron sus nombres
con carbones encendidos
son más claras
ni son más antiguas
las primeras palabras que balbuceó la tierra.

                                    Alberto Blanco




  Bajando a tumba abierta hacia la pista.







  Pasando al lado de este olivar que tomamos como referencia para la bajada desde Peña Amusgo.




   Llegando a la pista para tomar a la izquierda.




  Aún queda un pequeño tramo hasta el Puente de Hierro.




   Foto de despedida de Peña Amusgo.




   Las aguas del embalse del Tranco circundando la Isla Cabeza de la Viña que aparece a la derecha.







  Llegando a los vehículos que están tras pasar el Puente de Hierro en la próxima curva a la derecha.




   Antes de pasar el puente nos refrescamos en esta fuente aljibe que recoge las aguas del Arroyo de Las Espumareas.




   Desde el Puente de Hierro de nuevo la perspectiva del tramo final del Arroyo de Las Espumareas.
Hasta la siguiente. Saludos.



Longitud del trazado: 19,9 Km.

Duración: 9 horas y 30 minutos.

Grado de Dificultad: Media.

Agua: Llevar.