CIRCULAR HELIPUERTO, CASA DE LAS TABLAS, MULÓN, RÍO AGUAMULAS.
Comenzando por el sombrero: Córvido Carcávico, Chaparro, Alimoche, Halcón Peregrino, Chotillo y Jabalí, os presentan esta primera ruta anfibia del verano.
Tras dejar el vehículo al pasar el camping de los Llanos de Arance y poco antes del helipuerto, tomamos a la derecha por una vieja senda que asciende hacia el collado de Las Tablas primero, para descender después entre ruinas de cortijos y tablas de lo que fueron huertos jalonados de unos legendarios árboles como este de la portada.
Así llegamos hasta la desembocadura del Arroyo de la Campana con el río Aguamulas y a los restos del cortijo de La Casa de las Tablas dónde desayunamos.
Como era pronto para iniciar los baños, para hacer hora nos marcamos como reto la subida por un cortafuegos a la Piedra del Mulón. Fuimos subiendo los seis pero al llegar a un collado desde dónde se apreciaba la estrecha lengua pétrea de la parte final de la subida, sólo Córvido Carcávico y Chaparro continuaron a la cima mientras los demás seguían sus evoluciones y esperaban su vuelta sentados bajo una buena sombra en el citado collado.
La subida final es menos complicada de lo que parece y además está bien indicada con señales pintadas en la piedra. El único problema sería salirse del estrecho paso ya que a ambos lados sus paredes eran casi verticales.
En la cima por fin rendimos tributo a esta pequeña montaña. Tantas veces que la hemos visto desde múltiples perspectivas y que a veces parecía que caminaba junto a nosotros y ahora desde su cumbre nos dimos cuenta de que las montañas no son más grandes por su volumen o altura sino por lo que nos ofrecen sus vistas. El reportaje que desde lo más alto al lado de un buitre que volaba relajadamente os ofrecemos es de una valía increíble. Las distintas sendas que se utilizaban para conectar los numerosos cortijos aún se notan serpenteando y nos sirvieron para poder emprender nuevos retos.
Tras bajar al río Aguamulas nos fuimos bañando en alguna de sus pozas, aunque fue en la piscina de la Casa Forestal de Los Bonales, dónde más disfrutamos.
Para terminar seguimos la pista dejando a nuestra izquierda al lado del río el Molino de Eusebio, el control y las casas de al lado del puente del Aguamulas con unas truchas enormes. A poca distancia y tras dejar a la derecha el helipuerto llegamos al lugar de partida.
En resumen fue una mañana muy bien aprovechada, máxime con el extra de emoción y disfrute que supuso la subida a la Piedra del Mulón y las vistas que nos tenía preparadas.
Tras dejar el vehículo al pasar el camping de los Llanos de Arance y poco antes del helipuerto, tomamos a la derecha por una vieja senda que asciende hacia el collado de Las Tablas primero, para descender después entre ruinas de cortijos y tablas de lo que fueron huertos jalonados de unos legendarios árboles como este de la portada.
Así llegamos hasta la desembocadura del Arroyo de la Campana con el río Aguamulas y a los restos del cortijo de La Casa de las Tablas dónde desayunamos.
Como era pronto para iniciar los baños, para hacer hora nos marcamos como reto la subida por un cortafuegos a la Piedra del Mulón. Fuimos subiendo los seis pero al llegar a un collado desde dónde se apreciaba la estrecha lengua pétrea de la parte final de la subida, sólo Córvido Carcávico y Chaparro continuaron a la cima mientras los demás seguían sus evoluciones y esperaban su vuelta sentados bajo una buena sombra en el citado collado.
La subida final es menos complicada de lo que parece y además está bien indicada con señales pintadas en la piedra. El único problema sería salirse del estrecho paso ya que a ambos lados sus paredes eran casi verticales.
En la cima por fin rendimos tributo a esta pequeña montaña. Tantas veces que la hemos visto desde múltiples perspectivas y que a veces parecía que caminaba junto a nosotros y ahora desde su cumbre nos dimos cuenta de que las montañas no son más grandes por su volumen o altura sino por lo que nos ofrecen sus vistas. El reportaje que desde lo más alto al lado de un buitre que volaba relajadamente os ofrecemos es de una valía increíble. Las distintas sendas que se utilizaban para conectar los numerosos cortijos aún se notan serpenteando y nos sirvieron para poder emprender nuevos retos.
Tras bajar al río Aguamulas nos fuimos bañando en alguna de sus pozas, aunque fue en la piscina de la Casa Forestal de Los Bonales, dónde más disfrutamos.
Para terminar seguimos la pista dejando a nuestra izquierda al lado del río el Molino de Eusebio, el control y las casas de al lado del puente del Aguamulas con unas truchas enormes. A poca distancia y tras dejar a la derecha el helipuerto llegamos al lugar de partida.
En resumen fue una mañana muy bien aprovechada, máxime con el extra de emoción y disfrute que supuso la subida a la Piedra del Mulón y las vistas que nos tenía preparadas.
DOMINGO 6 DE JULIO DE 2014.
En el lugar de inicio esta despreocupada ardilla parecía querer jugar con nosotros. Nos sorprendíó lo charlatana que se mostró, contándonos que se llamaba Luci y que había conocido en su etapa de Disney a la famosa ardilla Bucky, pero que ella jamás se dejaría ya atrapar por los humanos ya que estaba muy escarmentada de las exigencias cinematógraficas de directores que no tenían ninguna sensibilidad sobre lo que es la verdadera vida de una ardilla.
Tras dejar a Luci comenzamos la pronunciada subida por esta cada vez más perdida senda.
Tras pasar el collado de Las Tablas nos encontramos con los restos de este cortijo.
Halcón Peregrino y Córvido Carcávico en una de las sucesivas tablas que ya fuimos atravesando en la bajada hacia el río Aguamulas.
Chotillo y Chaparro en otra de las tablas.
A la derecha de Alimoche se aprecia un estirado olivo muestra de un notable olivar que encontramos, lo que hacía a los antiguos habitantes de esta zona autosuficientes, con unos productos cuya calidad pasó a la historia al igual que la vida humana.
Jabalí nos recuerda que anoche otros de cuatro patas y fuertes hocicos estuvieron por aquí.
Alimoche que ha llegado con fuerza al grupo junto a Córvido Carcávico que no se pierde una.
Por aquí cruzamos el Arroyo de la Campana poco antes de su desembocadura.
Desembocadura que es esta, el Arroyo de la Campana descarga en el Río Aguamulas tras un fascinante viaje que tiene su origen en las paredes del macizo de Las Banderillas como podrán comprobar más adelante.
En el cerro del centro se aprecia el cortafuegos por el que accederemos a la Piedra del Mulón.
Llegando a las ruinas del cortijo de La Casa de Las Tablas.
En el centro un poco a la derecha cual anaconda desahuciada vemos como la antigua parra busca una nueva referencia para seguir dando sus sombra y sus uvas.
El dueño de la parra
Si pudieras volver, si regresaras
con tu inclinado busto, con tu noble
mirada y tu manera silenciosa
de andar, y, ya despierto vuelto al mundo
y al aire de la vida, ansiosamente
quisieras ver tu casa, tu familia,
la parra de tu patio, los amigos
de la ciudad que vio crecer tus hijos...
Y entonces comprendieras que en tres décadas
trascurrieron tres siglos: que tu casa
pasó a manos ajenas; que tu esposa
yace en otra ciudad bajo la tierra;
que tu hijo mayor es un anciano
desmemoriado y débil, más anciano
que tú cuando gozabas contemplando
su avance victorioso por la vida;
que tu parra famosa, que a tus patios
daba una larga sombra de cien metros,
sombra con su opulencia de racimos
reventones de miel cada verano;
que tu parra, tu orgullo, es un recuerdo
que sólo hoy vive en tu cabeza muerta;
que tus amigos todos los que antaño
en la esquina rosada de tu casa
se reunían sin falta a hablar del tiempo,
de las buenas cosechas y las malas;
que tus amigos, todos, bajo tierra,
en cenizosos ataúdes yacen:
Entonces, yo a tu lado acudiría,
te pondría una mano sobre el hombro,
y te diría solamente: -Vamos.
Tú y yo tenemos juntos un secreto:
Todo ese mundo tuyo que hoy no existe.
Al no reconocerme porque tengo
marchito el rostro y los cabellos grises,
con voz muy baja te preguntaría:
-¿No recuerdas que tú me distes un día
toda tu parra y todos sus racimos?
Ella en mis sueños, sigue siendo mía...
Hugo Rodríguez Alcalá.
El dueño de la parra
Si pudieras volver, si regresaras
con tu inclinado busto, con tu noble
mirada y tu manera silenciosa
de andar, y, ya despierto vuelto al mundo
y al aire de la vida, ansiosamente
quisieras ver tu casa, tu familia,
la parra de tu patio, los amigos
de la ciudad que vio crecer tus hijos...
Y entonces comprendieras que en tres décadas
trascurrieron tres siglos: que tu casa
pasó a manos ajenas; que tu esposa
yace en otra ciudad bajo la tierra;
que tu hijo mayor es un anciano
desmemoriado y débil, más anciano
que tú cuando gozabas contemplando
su avance victorioso por la vida;
que tu parra famosa, que a tus patios
daba una larga sombra de cien metros,
sombra con su opulencia de racimos
reventones de miel cada verano;
que tu parra, tu orgullo, es un recuerdo
que sólo hoy vive en tu cabeza muerta;
que tus amigos todos los que antaño
en la esquina rosada de tu casa
se reunían sin falta a hablar del tiempo,
de las buenas cosechas y las malas;
que tus amigos, todos, bajo tierra,
en cenizosos ataúdes yacen:
Entonces, yo a tu lado acudiría,
te pondría una mano sobre el hombro,
y te diría solamente: -Vamos.
Tú y yo tenemos juntos un secreto:
Todo ese mundo tuyo que hoy no existe.
Al no reconocerme porque tengo
marchito el rostro y los cabellos grises,
con voz muy baja te preguntaría:
-¿No recuerdas que tú me distes un día
toda tu parra y todos sus racimos?
Ella en mis sueños, sigue siendo mía...
Hugo Rodríguez Alcalá.
Que buen sitio tuvo que ser para vivir. Al fondo se aprecian las altas cumbres de la Sierra de Las Villas.
Hoy desayunamos en el Restaurante de la Melancolía.
Y tras reponer nos fuimos por el gran objetivo que se eleva entre dos privilegiados valles.
El cortafuegos cada vez lo es menos ya que la vida o la vegetación rápidamente intentan regenerarse.
Chotillo sabe posar como un veterano.
Aquí Corvido Carcávico que más parece hoy un pastor que un senderista posa en medio de este paraiso.
Espectacular foto con gran parte de La Sierra de Las Villas al fondo. Desde la izquierda se observan: El Pardal, Pena Corva, Piedra delos Desesperados, Morrón del Cerezo, Pedro Miguel, Morrón de la Cañada del Lobo, Blanquillo y Los Hermanillos.
En este lugar el grupo conversa y decide quién quiere subir por la estrecha lengua de la Piedra del Mulón y quién esperar en este precioso collado.
Por encima de esta cuerda situada entre el Aguamulas y el Arroyo de la Campana vemos el impresionante macizo de Las Banderillas de cuyas paredes ambos nacen.
Halcón Peregrino se pidió esta que le recuerda la ruta que en su día preparó para el grupo: "ZARZALAR, MORRÓN DEL CEREZO, PEÑA CORVA" cuya silueta vemos a sus espaldas.
Chotillo es un auténtico exhibicionista. Aquí aparece sobre el valle del Arroyo de La Campana y despuntando arriba vemos parte del macizo de las Banderillas a la izquierda y el abrupto Calarejo de los Villares (1.618 m) a la derecha.
Alimoche posa desde dónde observará la parte final de la ascensión al Mulón de sus compañeros.
Chaparro con el valle del Arroyo de la Campana abajo y sobre él la loma que desde Coto Ríos se eleva hasta el Calarejo de Los Villares.
Este moderno pastor nos muestra esta loma por la que saliendo desde el Cortijo del Mulón va una senda que sube hasta la Casa Forestal de Los Pardales, cerca ya del Collado de Roblehondo y del Tranco del Perro. La senda va casi cresteando los dos cerros que vemos poblados de pinos que son: Cerro de las Cocochas (1.298 m) y Alto de la Campana (1.325 m).
Chaparro siguiendo las indicaciones para la parte final de la subida que transcurre por esta estrecha lengua pétrea.
Y junto a Córvido Carcávico fueron los dos que completaron la ascensión, ante la atenta mirada de sus compañeros que prefirieron hacer de espectadores.
Al fondo las cumbres más altas de La Sierra de Las Villas con el Blanquillo (1.830 m) en el centro.
Chaparro en la cumbre de la Piedra del Mulón (1.175 m) entre el Castellón de Los Toros y la Cerrada de Cubero.
Este buitre nos deleitó con un soñador vuelo por este espacio aéreo entre el Castellón de los Toros y el Mulón.
Córvido Carcávico sentado en la cumbre entre el Majal Alto (1.515 m) y la Cerrada de Cubero al fondo.
Vistas al Norte con La Sierra de Las Villas al fondo por encima del valle del Guadalquivir y del Pantano del Tranco.
Desde este mirador de la Piedra del Mulón podemos comprender mucho mejor las rutas que en su día hicimos por sus alrededores.
Aquí nos aparece el valle del Arroyo del Hombre entre el Puntal de las Cabras y Majal Alto a la izquierda y el Castellón de los Toros a la derecha.
En el centro el valle del río Aguamulas con el macizo de Las Banderillas arriba. A la derecha por la cresta de la loma que separa el Aguamulas del Arroyo de La Campana vemos como clarea una senda que va hasta la Casa Forestal de Los Pardales, lo que nos está haciendo pensar en acometer una nueva circular para conocer esta abandonada zona.
El pastor con móvil y cámara bien se la va a dar hoy de posar. Aquí parece estar levitando en un espacio que nos recuerda la ruta que un día de Mayo de 2013 nos preparó: ARROYOS DEL HOMBRE, DE LAS GRAJAS Y MAJAL ALTO.
Impresionante vista de la pista que sube hacia la Fresnedilla del Aguamulas. En el centro se observa el pequeño embalse del Arroyo del Hombre accediendo a su izquierda por una senda se va hacia el cortijo del tío Ratón.
Abajo vemos la pista que sube al lado del río Aguamulas hasta el cortijo de la fresnedilla cerca del Recó de Aguamula dónde nace de varios arroyos y cascadas como la de los hermanillos, que aparecen en la foto tapados por el imponente promontorio del Castellón de los Toros (1.477 m).
Detalle de la Cerrada de Cubero.
Detalle a la derecha del cortijo del Mulón. Por encima de el y de la pista sale una semiperdida senda que sube hasta el cortijo y enlaza por la loma del alto de la Campana con la casa Forestal de los Pardales, situada ya muy próxima al collado de Roblehondo.
Tras el éxtasis toca la bajada.
Hoy hemos aprendido que la grandeza de un cerro, pico o montaña no reside en su volumen o altura, sino en lo que es capaz de mostrarnos desde sus distintas perspectivas. Este Mulón es sin duda el mirador de los dioses.
El grupo de nuevo unido baja buscando el agua:
De este río salvaje el Aguamulas que en esta zona recibe las aguas de su hermano el Arroyo de la Campana.
Jabalí nos muestra por dónde lo cruzaríamos. Aunque es seguro nosotros decidimos cruzar de uno en uno.
"Si la voz de este río callara incluso los corazones quedarían mudos". (Quinrri)
Río de Janeiro 2.016 está a la vuelta de la esquina, por lo que nuestro preparador Chaparro eligió este escenario para ir adaptando la sangre al agua y el espíritu al olimpismo de la pureza.
A este Jabalí le gusta más el agua que a un marranillo un charco. Alimoche y Chotillo siguen atentos su evolución.
El río que siempre va descendiendo alegre nos lanza un gran mensaje de sabiduría. Contrariamente a los humanos que alcanzan su mayor tristeza y desorientación ante la proximidad de la muerte, los ríos saben que de nuevo estas aguas volverán a purificarse al toparse con los inertes guijarros de un cíclico camino preparado siempre para una nueva prueba de vida.
(Quinrri)
Parece como si Halcón Peregrino hiciera el camino hacia Río-2.016 desde el corazón de la Amazonía.
Aprovechamos para mostrarles los bañadores que nuestro equipo lucirá en las olimpiadas. Nuestros diseñadores y modelos son vanguardia y nada tienen que envidiar a los famosos italianos.
El mutante Córvido Carcávico que parece haber rejuvenecido al contacto con el agua se hace esta autofoto.
Y seguidamente se sumerge en el agua para comenzar su entrenamiento encaminado a las carreras sin prisa de largas distancias.
Y por aquí aparece el del fuerte hocico cuyas huellas vimos antes. Nos dice nuestro Jabalí que lo podríamos fichar para la maratón, ya que está muy preparado, pues se hace más de cuarenta km cada noche.
Esta foto parece un cuadro impresionista.
Chotillo y Alimoche se refrescan en esta fuente.
Y para fuente esta vieja conocida de la Casa Forestal de los Bonales, cuyas aguas bajan de las entrañas del Cerro Cristóbal o de Las Canasteras.
Y en la piscina de Los Bonales completamos nuestro entrenamiento. El motivo de salirnos del río fue ante el peligro que suponía un salto tan contundente como este de Jabalí pudiendo incluso cambiar el curso del Aguamulas, lo que habría supuesto un gran cambio medio ambiental de impredecibles consecuencias para la humanidad.
Chaparro con gran atención dirige el entrenamiento, mientras esperamos que el agua de la fuente recupere la piscina ante el tsunami que provocó Jabalí y que a punto ha estado de llevarse por delante a Alimoche que nos saluda algo asustado.
En la parte izquierda Córvido Carcávico que trabaja la sincronizada nos muestra sus besugos coloraos.
Chotillo posa con esta pequeña presa artificial que sirvió para asegurar las aguas a la piscifactoría construida más abajo.
Pista abajo. A la izquierda y al lado del río se encuentra El Molino de Eusebio.
Y enfrente la Hoya de Miguel Barba que está pidiéndonos a gritos que vayamos a visitarla.
Pasando el puente sobre el Río Aguamulas. A la izquierda la piscifactoria de Antoñete.
Enormes truchas sumergidas bajo el puente.
Y llegamos al lugar de partida entre el Helipuerto y el camping de Los Llanos de Arance.
Esperamos que les haya servido de algo este reportaje. Saludos y hasta la próxima.
Longitud del trazado: 9 Km.
Duración: 5 horas y treinta minutos.
Grado de Dificultad: Media Alta.
Agua: Llevar o en la fuente de la CF de los Bonales.