sábado, 14 de julio de 2012
ARROYO DE LOS TORNILLOS BAJOS DEL GUALAY.
ARROYO DE LOS TORNILLOS BAJOS DEL GUALAY.
ARROYO DE LOS TORNILLOS BAJOS DEL GUALAY DESDE LA NAVA DE SAN PEDRO.
Subimos con los coches por la carretera hacia Linarejos, continuando por la pista cada vez en peor estado hasta La Nava de San Pedro, dónde dejamos los vehiculos al lado del bar de Cabrero.
Iniciamos la ruta bordeando la nava a causa del vallado, por el arroyo de La Rambla primero y de La Garganta después, para rápidamente girar hacia la derecha por una fuerte pendiente, buscando la senda que va de la Nava de San Pedro al Puente de La Canaliega.
Seguidamente, dejando la senda con la idea de asomarnos desde los farallones del Puntal de la Atalaya, para no llegar al agua demasiado temprano, nos encontramos con un difícil lapiaz que sorteamos bajando un poco a la izquierda.
Salimos al Puente de La Canaliega. Aquí debajo de unos pinares dejamos las mochilas para disfrutar del agua arroyo arriba. Mas tarde seguimos arroyo abajo hasta cerca de La Cerrá de La Canaliega.
Para la vuelta, no tuvimos que dejar la senda que va desde el Puente de la Canaliega a la Nava de San Pedro, ya que nos encontramos abiertos todos los pasos que a la mañana estaban cerrados.
En resumen, ha sido una ruta inolvidable por su dureza a causa de la improvisación, al igual que por su mágica belleza. Creemos que el grupo ha salido más fortalezido si cabe de esta marcha. Saludos a todos nuestros visitantes esperando que le haya gustado. Hasta siempre.
Sábado 14 de Julio de 2012.
El grupo bordeando la Nava de San Pedro por el Arroyo de la Rambla.
A nuestra izquierda queda la Cerrada de la Culojunta por dónde trascurre el Arroyo de la Garganta que da sus aguas al Guadalentín.
Vistas de la Nava de San Pedro, conforme subimos por Los Pechos de Majá Cándido.
El valle del Guadalentín desde el altillo de Los Pechos de Majá Cándido. En el centro la cerrá de la Canaliega y el Picón de Hernández sobre el horizonte.
De izquierda a derecha Gran Muflón, Oso, Orquídea, Calígine, Trucha, Lagarto y Roble Rebelde. Por detrás la cara norte del Calar de Juana.
Decidimos explorar con el Puntal de La Atalaya siempre a nuestra derecha. Viva la improvisación.
Una Orquídea resalta la belleza de un exuberante lugar.
De pronto nos encontramos con una enorme lengua de lapiaz que nos dificultó la marcha.
Este precioso y complicado lapiaz se extiende desde el Puntal de la Atalaya al mismo puente de La Canaliega.
Para sortearlo, fuimos buscando hacia la izquierda según bajamos, buscando mayor vegetación para evitar la roca afilada. Las caras de Trucha y Oso lo dicen todo.
El camino mejora, el sonido del agua hace sonreir a Oso. Hoy el grupo se ha crecido ante la dificultad, demostrando un gran sentido de la solidaridad. Destacar a Lagarto por su gran sacrificio ayudando incondicionalmente.
Quisimos fotografiar este salvaje tramo del Gualay desde arriba, ya lo conseguiremos. Zona al lado del Puente de la Canaliega para el relax, toca la fase acuática de la ruta.
Subiendo por el Gualay vemos a nuestra espalda el puente y al fondo-derecha el Tranco del Lobo.
Como reconfortan en verano las fuerzas telúricas de los tres elementos claves, Agua, Piedra y Sol. Córvido Carcávico adaptándose al agua, que no estaba demasiado fría.
Gran Muflón subiendo por el arroyo, demostrando una agilidad impropia a su constitución corporal.
Que buena y refrescante sombra.
El agua está clara e impoluta. Gran Muflón no quiere ser agua de estanque, sino de arroyo claro.
La subida de este arroyo es una maravillosa caja de sorpresas.
Gran Muflón en la última poza a la que subimos.
Córvido Carcávico con su particular equipo antineopreno.
El baño es inevitable.
Hasta aquí llegamos, volveremos para continuar mas arriba.
Trucha y Lagarto se unen a la fiesta acuática.
De regreso.
El puente de La Canaliega.
A estos farallones también se les conoce con el nombre de La Lancha del Sabinar, como a la de la Cerrá del Pintor.
El grupo ahora arroyo abajo.
Sorteando este rellano un poco más profundo.
El árbol se entrega al que le dió la vida, como el esquimal se entrega al oso polar.
"El río es la vida que cada día baja de arriba hacia la profundidad del mar, que no es la muerte".
(Quinrri)
Esta zona estaba cortada por su peligro sobre todo de desprendimientos.
Estamos muy cerca de la Cerrá de La Canaliega.
Otro paso complicado, a la derecha el paso es más fácil, pero el agua invita al disfrute.
Este Arroyo de los Tornillos del Gualay es un regalo para los sentidos de cabo a rabo.
Pequeña caseta en ruinas.
Nuestro equipo de exploradores valora el siguiente paso. Fin de trayecto.
La Cerrá de la Canaliega casi se ve, puede que sea nuestra próxima ruta, para seguir disfrutando de estos terapéuticos baños. Quizás podamos entrar desde ella hasta estas aguas.
Inspeccionando estos farallones.
Iniciamos el regreso.
La senda comienza desde el Puente de La Canaliega con una fuerte subida.
Lagarto posando desde este precioso collado de unos 1400 m de altura, situado entre el Puntal de la Atalaya y el Vado de las Carretas. Desde aquí tomamos las siguientes panorámicas.
La erosión ha ido moldeando esta curiosa roca, por detrás el Calar de Juana.
Al fondo el Calar de Juana, a la derecha la abrupta ladera Sur del Puntal de la Atalaya, entre ellos se encuentran Los Tornillos Bajos del Gualay.
A la izquierda la Lancha de Almicerán, en el centro La Cerrá de la Canaliega y a la derecha El Collado del Serval.
Abajo vemos restos del cortijo de Poyo Tribardo, arriba el Tranco del Lobo.
Valle del Alto Guadalentín con el Vado de las Carretas abajo. Arriba a la derecha el Tranco del Lobo y la Sierra de la Cabrilla a la izquierda.
A la derecha Los Torcales de Pedro Cerrillo 1605 m. A la izquierda El Puntal de la Atalaya 1655m.
Trucha que demuestra una gran resistencia pese a su corta edad, por la senda ya cerca de La Nava de San Pedro.
En el Centro de Cría en Cautividad del Quebrantahuesos. El kiosko-bar de nuestro amigo y paisano Antonio Cabrero a un paso.
Longitud del trazado: 11'5 Km.
Duración: 6 horas y 30 minutos.
Grado de Dificultad: Por el Lapiaz Muy Alta, sin el Media.
Agua: Llevar, aunque se puede coger en las paredes laterales del Gualay.
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